En los últimos años se ha vuelto común escuchar frases como “me da ansiedad”, pero pocas veces se explica realmente qué significa este término. Aunque muchos lo asocian únicamente con preocupación o estrés, la ansiedad es un fenómeno mucho más complejo.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es un sentimiento normal de miedo, temor o inquietud que surge ante situaciones estresantes. Es una respuesta natural del cuerpo y, en muchos casos, actúa como un mecanismo de alerta. Sin embargo, cuando estos sentimientos se vuelven excesivos, persistentes o interfieren con la vida diaria, pueden evolucionar hacia un trastorno de ansiedad.
Tipos de trastornos de ansiedad
Existen diversas formas en que la ansiedad puede manifestarse. Entre las más comunes se encuentran:
Trastorno de ansiedad generalizada (TAG): Preocupación excesiva sobre diferentes aspectos de la vida diaria durante seis meses o más.
Trastorno de pánico: Ataques repentinos de miedo intenso acompañados de síntomas físicos como palpitaciones, temblores, sudoración o sensación de ahogo.
Fobias específicas: Miedos intensos a objetos o situaciones particulares, como animales, alturas o espacios cerrados.
Agorafobia: Temor a lugares públicos o situaciones donde escapar podría resultar difícil.
Trastorno de ansiedad social: Miedo intenso a ser juzgado o avergonzado en situaciones sociales.
Trastorno de ansiedad por separación: Ansiedad excesiva al separarse de una figura de apego, común en la infancia.
Mutismo selectivo: Incapacidad para hablar en situaciones sociales específicas, a pesar de hacerlo con normalidad en otros entornos.
Síntomas más comunes
Las personas con ansiedad pueden experimentar una amplia variedad de síntomas, entre ellos:
Nerviosismo, tensión o inquietud.
Sensación de peligro inminente o pánico.
Aumento de la frecuencia cardíaca.
Respiración acelerada (hiperventilación).
Sudoración y temblores.
Cansancio o debilidad.
Dificultad para concentrarse.
Problemas de sueño.
Malestar estomacal o digestivo.
Incapacidad para controlar las preocupaciones.
Necesidad de evitar situaciones que generen ansiedad.
Consecuencias de no tratar la ansiedad
Un trastorno de ansiedad no se limita a la preocupación constante. También puede desencadenar o agravar otros problemas de salud física y mental, como:
Depresión u otros trastornos emocionales.
Abuso de sustancias.
Insomnio.
Problemas digestivos.
Dolor crónico o dolores de cabeza.
Aislamiento social.
Bajo rendimiento escolar o laboral.
Deterioro general de la calidad de vida.
Riesgo de suicidio en casos graves.
¿Cómo calmar una crisis de ansiedad rápidamente?
Existen técnicas sencillas que pueden ayudar a retomar el control en momentos de crisis:
Respiración profunda: Inhala durante 4 segundos y exhala durante 6. Repite varias veces.
Ejercicio 3-3-3: Identifica tres cosas que ves, tres que sientes y tres que escuchas para volver al presente.
Afirmaciones tranquilizadoras: Repite frases como “Puedo hacerlo” o “Esto pasará”.
No evites la situación: Enfrentarla poco a poco puede reducir la intensidad del miedo.
