Hay árboles que enamoran a primera vista, no solo por su apariencia, sino por lo poco que exigen para mantenerse radiantes. Entre tantas opciones, hay una especie que ha empezado a llamar la atención fuera de su lugar de origen por lo práctico que resulta tenerlo en casa.
Originario de Alemania, este árbol ha empezado a ganar popularidad en jardines europeos gracias a su crecimiento veloz, su resistencia al frío y sus vistosas flores en primavera. No necesita cuidados complicados y, además, regala colores espectaculares en otoño, se trata del Amelanchier lamarckii.
El árbol poco conocido que es fácil de cuidar
Una de las cosas que más enamora del Amelanchier lamarckii es su capacidad de ofrecer algo nuevo en cada temporada. Durante la primavera, sus ramas se llenan de pequeñas flores blancas con forma de estrella que le dan un toque delicado al paisaje. Luego, en verano, comienzan a aparecer sus frutos, unas bayas oscuras que no solo son comestibles, sino que también atraen a aves y otros visitantes al jardín.
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El ciclo del árbol sigue sorprendiendo en otoño, cuando sus hojas cambian de color de forma llamativa. Los tonos dorados, naranjas y rojizos lo convierten en un espectáculo natural que transforma por completo el entorno. Estos cambios estacionales no solo embellecen el jardín, sino que también le dan dinamismo al espacio sin necesidad de grandes intervenciones.
Además de su estética cambiante, el Amelanchier es muy fácil de mantener. Se adapta rápidamente a distintos climas, sobrevive al frío sin problemas y no requiere de podas frecuentes. Es ideal para quienes buscan un árbol ornamental que no demande demasiado tiempo ni experiencia en jardinería, pero que a cambio dé mucho.
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Un árbol que crece rápido y casi se cuida solo
Una de las cosas que más llaman la atención del Amelanchier es lo rápido que crece, ya que en un año puede ganar hasta medio metro y, con buen clima y algo de cariño, llega a medir varios metros sin problema. Así que si te gustan los cambios visibles en poco tiempo, este árbol es una gran opción.
Además, no es nada exigente, ya que solo necesita un lugar donde le dé el sol, agua durante sus primeros meses y una que otra poda para que no se descontrole. Es ideal si no tienes mucha experiencia con plantas, pero sí muchas ganas de tener un rincón verde con vida.
Y lo mejor de todo es que cambia con las estaciones, así que nunca se ve igual. Tiene ese encanto de sorprenderte sin esfuerzo, ya sea con flores, frutos o colores distintos en las hojas, prácticamente es como tener un jardín que se renueva solo.
