El betabel, también conocido como acelga o Beta vulgaris, es una planta originaria de la región del Mediterráneo y Oriente Medio que se ha adaptado a distintos ecosistemas de México. Más allá de su uso en la cocina, investigaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) documentan que posee múltiples propiedades curativas que han sido aprovechadas desde tiempos prehispánicos.
En comunidades mexicanas se le atribuyen beneficios para aliviar enfermedades del hígado, el estreñimiento, la diabetes, la anemia y la hidropesía. Popularmente se consume el jugo de las hojas por las mañanas, en ensaladas crudas o en caldos preparados con limón y sal.
¿Qué decía la medicina antigua?
En el siglo XVI, el médico Francisco Hernández mencionaba al betabel como un remedio para calmar dolores, nervios, sarna, tumores y úlceras. Un siglo después, Juan de Esteyneffer recomendaba su aplicación contra la parálisis y hasta para evitar ampollas en quemaduras.
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De acuerdo con estudios de la UNAM, en la raíz se han identificado alcaloides como la alantoína y la betanina, además de flavonoides como la betagarina y la vulgaxantina, relacionados con efectos antioxidantes y antiinflamatorios. En las hojas se encuentran esteroles vegetales como el betasitosterol, que ayudan a regular el colesterol.
Pruebas farmacológicas muestran que extractos del betabel tienen efecto hipoglicémico, es decir, ayudan a reducir los niveles de azúcar en la sangre. También se han detectado propiedades estrogénicas, anticonceptivas y citotóxicas contra células cancerígenas. Incluso algunos estudios describen un efecto antitiroideo en humanos cuando se consume en grandes cantidades.
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Precauciones y toxicidad
El consumo excesivo puede ser riesgoso. Se ha documentado que dosis muy altas de raíces provocaron daños hepáticos y pulmonares en animales como borregos. Aunque en humanos el betabel suele ser seguro como parte de la dieta, se recomienda no abusar de su ingesta, especialmente en personas con problemas de tiroides.
El betabel es una planta con un uso milenario que la ciencia ha logrado validar, sobre todo por su efecto para controlar la diabetes y mejorar la salud digestiva. No obstante, especialistas de la UNAM advierten que, como cualquier remedio natural, debe consumirse con moderación y acompañado de una dieta equilibrada.