Aunque su nombre puede generar curiosidad, el queso de puerco no es un queso como tal, sino un embutido muy popular. Su textura firme y su sabor lo hacen ideal para acompañar tortas, tacos o simplemente disfrutarlo en rebanadas. Este alimento tradicional tiene un proceso de elaboración único que lo distingue de otros productos cárnicos. ¿Te has preguntado qué lo hace tan especial?
El queso de puerco es un embutido que forma parte de la gastronomía en México y suele aparecer en antojitos, tortas y botanas. Aunque muchos lo consumen con frecuencia, pocos se han detenido a pensar en qué contiene realmente este producto, pues su nombre puede ser engañoso, ya que no se trata de un queso en sentido estricto.
Debido a la creciente curiosidad del público, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) decidió analizar a fondo su composición. Con estos estudios, se busca dar más claridad sobre lo que se está llevando a la mesa. ¿Te has preguntado alguna vez qué ingredientes consumes cuando disfrutas una rebanada de queso de puerco?
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¿De qué está hecho el queso de puerco? Estos son los ingredientes
El queso de puerco se hace a base de carne y grasa de cerdo, utilizando partes como la piel y los sobrantes de la cabeza. Se curan con sal y nitrato de sodio, luego se pican y se comprimen hasta formar una masa espesa. Después, se embute y se comercializa como un delicioso manjar en muchas mesas mexicanas. Y entre sus ingredientes principales se encuentran:
- Cabeza y carne de cerdo
- Grasa de cerdo
- Agua
- Especias
- Conservadores y aditivos como fosfatos y nitritos
- Sal
- Almidón, colágeno o azúcares
¿Por qué se llama "queso de puerco"?
El nombre "queso de puerco" puede parecer engañoso, pero tiene su razón de ser en el proceso de elaboración. A pesar de no contener leche, su nombre proviene de la forma en que se trabaja el embutido, similar al proceso de fabricación de ciertos quesos.
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Durante su preparación, la carne y grasa de cerdo se someten a varias etapas: lavado, cocción, molienda y mezclado, para luego ser prensadas y moldeadas hasta alcanzar una consistencia compacta. Este proceso de prensado es lo que le da esa forma característica que recuerda al queso, pero sin tener nada que ver con productos lácteos.
Aunque el queso de puerco puede ser sabroso y aportar algo de proteína, es importante tener en cuenta que es un producto bastante procesado. El estudio de Profeco ha revelado que su alto contenido de sodio, que ayuda a conservarlo, puede afectar la presión arterial si se consume en exceso. También tiene grasas saturadas, que no son lo mejor para la salud del corazón.
Debido a esto, la OMS sugiere moderación con los embutidos debido a su relación con enfermedades crónicas a largo plazo. Así que, como con muchos otros alimentos, lo mejor es disfrutarlo con medida y como parte de una dieta equilibrada.