La Universidad de Harvard explicó cómo ayudar a niños y adolescentes a gestionar grandes emociones, un proceso de apoyo llamada corregulación.
A lo largo de la vida es común enfrentarse con emociones poderosas, que son difíciles de sobrellevar, esto le ocurre también a los menores de edad, en sus diferentes etapas.
Estos momentos se presentan con crisis emocionales para los niños en edad preescolar, y fuertes portazos para los adolescentes.
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Es así que los padres se enfrentan a dos tareas complicadas, mantener la calma y apoyar la capacidad de sus hijos para calmarse a sí mismos, al tiempo que desarrollan las habilidades para afrontar los desafíos futuros.
¿Qué es la corregulación y cómo ayuda a niños y adolescentes a gestionar grandes emociones, según Harvard?
Los expertos señalan que estas habilidades son la base de la corregulación, que es una herramienta importante en la crianza, la cual requiere de paciencia y práctica.
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"La corregulación es un proceso de apoyo, interactivo y dinámico", afirma Lauren Marchette, psicóloga infantil, adolescente y familiar y profesora de psiquiatría en la Facultad de Medicina de Harvard.
Para apoyar a los menores, se llevan a cabo interacciones cálidas y receptivas, para mostrar mejores formas de regular sus emociones durante los inevitables trastornos y desafíos de la vida.
"En esencia, la corregulación consiste en conectarse con un niño que está angustiado y poder evaluar lo que ese niño necesita en ese momento para ayudar a calmarse", explica.
Con el paso de los años, las personas aprenden habilidades emocionales, cómo reconocer y manejar sentimientos de ira o ansiedad, entre otros.
Los padres pueden apoyar a sus hijos a través de fomentar una relación cálida y receptiva, brindarles estructura y establecer límites.
Los expertos de la Universidad de Harvard apuntan que cuando un menor experimenta emociones intensas, la respuesta será diferente dependiendo del niño y las circunstancias, pero los pasos son similares.
"En primer lugar, los padres deben hacer una pausa y autorregular sus propias emociones, por ejemplo, respirando profundamente", explica Marchette.
A continuación deben validar los sentimientos del niño, observar su respuesta y decidir la manera en que deben actuar, ya sea de manera verbal o no.
Es de esta manera que los expertos de la Universidad de Harvard recomiendan ayudar a niños y adolescentes a gestionar grandes emociones y aprender a hacerlo solos con el tiempo.