Un reciente estudio realizado en el Reino Unido dio a conocer que, entre otras cosas, las y los jóvenes de la Generación Z tienen como propósito de vida ser sus propios jefes, pero no tienen un interés particular en trabajar en un horario de 9 a 5 de la tarde, que es, hoy en día, el común en una gran cantidad de empleos. Ahora bien, ¿por qué ocurre esto?
Actualmente, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay poco más de 26 millones de jóvenes que pertenecen a la llamada Generación Z, es decir, son “centennials”, quienes nacieron entre la mitad de la década de los 90’s y principios del milenio, y quienes se han convertido, casi de manera automática, en expertos digitales.
¿Qué es lo que busca la Generación Z en el ámbito laboral?
Probablemente, uno de los rasgos más distintivos de los llamados “centennials” tiene que ver con el uso de los teléfonos “inteligentes” o smartphones, dado que se puede decir que nacieron con un “chip” integrado que les permite utilizar sin ningún problema cualquier dispositivo móvil, pero más especialmente los teléfonos celulares.
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En ese sentido, una encuesta realizada por el banco Santander en el Reino Unido ha dado a conocer que las y los jóvenes de la llamada Generación Z tienen como propósito convertirse en sus propios jefes, aunque no quieren trabajar en un horario habitual como puede ser el de 9 a 5 de la tarde.
De hecho, de acuerdo con lo que señala dicha encuesta, “el 77 por ciento confía en su capacidad para lanzar y dirigir un negocio exitoso, y el 39 por ciento confía en hacerlo desde su teléfono”.
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El estudio de Santander revela, además, que los centennials “no solo están preparados para iniciar sus propios emprendimientos, sino que están en una posición única para superar a las generaciones anteriores en la conversión de ideas en realidad”.
Junto con la Alfa, la Generación Z nació con el chip de la tecnología integrado, pero también con una era en la que los hábitos laborales han cambiado sobremanera, por lo que no sorprende que los jóvenes centennials no quieran cumplir con un horario de 9 a 5 de la tarde, como sí lo hacen los millennials y otras generaciones anteriores.