Nuestro cuerpo necesita, si cabe, mayor cuidado a la hora de volver a enfrentarnos a circunstancias externas diferentes a la de nuestro día a día. La piel es un órgano al que en líneas generales no hemos prestado toda la atención que requiere y, muy especialmente, nuestras manos.
Por ello, es un buen momento para analizar los cuidados y rutinas que debemos aplicar a las manos, bien en ambientes secos y de calor intenso, como para aquellas personas que viven o van pasar unos días en zonas frías y con ambientes extremos.
Según la doctora especialista en dermatología médico quirúrgica, María Agustina Segurado: “En las rutinas de belleza solemos olvidarnos de las manos y, por lo general, solo nos fijamos en ellas cuando nuestra piel está irritada, tirante y nos pide a gritos un poco de cuidados”.
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¿Por qué se secan las manos?
Las circunstancias externas a las que están expuestas como el calor, unidas al viento, la sequedad ambiental, los cambios bruscos de temperatura o el frío, hacen que se deteriore la protección natural que poseen.
Además habría que agregar el efecto de determinados jabones y de los geles hidroalcohólicos que nos han estado acompañando durante muchos meses.
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En ese sentido la farmacéutica Ana Victoria Ugidos, CEO de BTSA (empresa de biotecnología aplicada), explica a EFE que la piel tiene un humectante natural “que se va eliminando, cuando nos lavamos con frecuencia las manos o usamos en exceso gel desinfectante”.
No hay que olvidar que la piel de nuestras manos es una de las más sensibles del cuerpo, casi tanto como la del rostro, y que están constantemente expuestas a todo tipo de elementos que pueden dañarlas.
Además, en ellas existen una menor cantidad de glándulas sebáceas y de panículo adiposo que en otras partes del cuerpo. Cuando nos enfrentamos a las temperaturas extremas se ve reducida su función que es generar una barrera protectora.
Tipos de piel
María Agustina Segurado, también asesora de la firma especializada Nivea, agrega que “usamos las manos cada día y la manera en que las tratamos se termina reflejando en su salud”.
Además, la piel no es igual en el dorso que en las palmas. Cada zona tiene sus propios rasgos y requiere de una atención distinta.
La especialista indica que las palmas de nuestras manos contienen mayor cantidad de tejido adiposo y tienen una piel más gruesa y resistente. Ello significa que en esta zona cuesta más trabajo absorber la hidratación de las cremas, ya que no existen en ella glándulas sebáceas ni vello.
Por su parte la piel del dorso de las manos es muy fina y muy sensible. La experta indica que tiene menos tejido adiposo, es decir, menos grasa, y esto genera que se reseque muy rápidamente. Así, esta zona es la que envejece con mayor rapidez y facilidad, por lo que su cuidado debe ser prioritario en cualquier tratamiento.
La piel de las manos se asemeja a las de otras partes del cuerpo muy sensibles, como son el cuello o el escote y, al igual que en estas zonas de nuestra anatomía, es el lugar donde más se nota el paso del tiempo.
“En verano se produce una gran sequedad que puede provocar en nuestras manos descamación y aspereza, por lo que es muy recomendable incluir en nuestros cuidados una exfoliación periódica, seguida por una cura intensiva de aceites o cremas nutritivas, por ejemplo, cremas con urea, cuyo efecto se puede multiplicar si, además, usamos unos guantes de plástico o de algodón humedecidos durante 15-20 minutos”, comenta la dermatóloga a EFE.
También agrega que “en la época en la que luce más el sol, las cremas hidratantes con un factor de protección grande y que contengan principios activos antimanchas son muy necesarias”.
¿Cómo hidratar las manos?
Desde la firma Nivea nos ofrecen una serie de consejos para cuidar esta zona tan delicada del cuerpo:
-- Es muy importante que uses productos hidratantes. Estas cremas son imprescindibles después de lavarnos las manos, a fin de reponer la hidratación perdida y recuperar la barrera cutánea protectora.
-- Lo ideal es que no sea pegajosa y se absorba fácilmente. Las cremas de manos nutritivas con Dexpantenol y aceite de caléndula son un remedio rápido y eficaz, porque suavizan de inmediato la piel estropeada, la protegen y estimulan el proceso de regeneración.
-- Debes tratar de evitar los jabones que sean muy astringentes porque potencian la deshidratación, especialmente en la situación actual en la que nos lavamos más de lo habitual.
-- Lo ideal es elegir aquellos jabones que contengan nutrientes, como el aceite de coco o el aloe vera.
-- Es recomendable no abusar del agua caliente, ya que las altas temperaturas hacen que la piel se reseque o incluso que se produzcan rojeces, picor o incluso otro tipo de irritaciones y eccemas.
-- En zonas de frío o cuando realices alguna excursión a lugares de temperatura fría extrema es recomendable llevar guantes y el material más aconsejable es la lana natural o el algodón, ya que permite que la piel respire.
-- En la rutina diaria de nuestras manos y rostro el protector solar nunca debe faltar, ni en verano ni en invierno, especialmente si no se usan guantes. Hay que proteger nuestras manos de la radiación ultravioleta antes de salir y reaplicar cada dos horas, aproximadamente.
-- Es necesario beber suficientes líquidos todos los días, porque hay que hidratar la piel, no solo por fuera, sino también por dentro.
-- Es muy conveniente tener un protocolo habitual de exfoliación suave de las manos. Existen en el mercado varios ya preparados, pero si lo queremos hacer en casa podemos mezclar 3 cucharadas de aceite de oliva y 2 de azúcar aplicando un masaje suave. El aceite nos hidrata y el azúcar efectúa un efecto “peeling” que elimina células muertas y favorece la circulación.
Con información de EFE