La mayoría de las informaciones que llegan a los hogares resaltan los aspectos negativos de los lípidos alimentarios y grasas, pero después de muchos años de predicar en su contra, los médicos señalan que no solo son necesarios, sino que incluso pueden ser saludables, según su variedad y tomados en su justa medida.
Pasar más de dos horas diarias ante el televisor en la infancia y la adolescencia condiciona un peor estado de salud al llegar a adulto: el hábito catódico es responsable del 17 por ciento de los casos de obesidad y un 15 por ciento del colesterol alto.
El colesterol “malo” o LDL vuelve a estar en la mira. Las nuevas guías americanas recomiendan que el nivel en sangre de estas grasas debe reducirse en los pacientes con riesgo muy elevado o moderado-alto de sufrir un ataque al corazón o derrame cerebral.
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Quienes consumen grasas saturadas, que se encuentran con mayor frecuencia en las comidas de origen animal o procesadas, tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
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Estas y multitud de informaciones que van apareciendo día a día, contribuyen a aumentar la mala imagen de las grasas que se ingieren, pero esta es solo una de las caras de la moneda: estos compuestos también aportan la energía para mantener nuestra temperatura y efectuar nuestras actividades diarias, aunque no todos son iguales ni los necesitamos en la misma medida.
Según explican ahora los nutricionistas, para mantenerse en línea, en forma y saludable, no hay que erradicar las grasas, sino ingerir las que benefician al organismo, dentro de una dieta saludable.
También conviene restringir el consumo de algunos alimentos vegetales o de origen vegetal ricos en grasa, como son los aceites de palma y coco, aceite de girasol y otras semillas, y los frutos secos, así como la fructosa o azúcar extraída de las frutas.
Después de años de predicar que el porcentaje de calorías que deben consumirse en forma de grasas diariamente no debe superar entre el 10 y el 30 por ciento, ahora los expertos en nutrición están cambiando su definición de dieta saludable.
Los últimos estudios indican que si la alimentación abunda en frutas, verduras, cereales y lácteos bajos en grasas, y el consumo de calorías se ajuste a las necesidades del cuerpo, no están claros los beneficios de cortar radicalmente la ingestión de grasas.
Día a día crece la evidencia de que si se comen las grasas correctas se puede mejorar la salud, debido a los distintos efectos que tienen en el cuerpo los ácidos grasos: una veintena de “ladrillos” que componen las grasas de las comidas y que le confieren su nombre cuando son mayoritarios; una grasa es saturada cuando contiene mayormente, ácidos grasos saturados.
Los expertos aconsejan elegir el aceite de oliva como el principal aceite de cocina, e incorporar más frutos secos y aguacates a la alimentación, dentro de las proporciones calóricas adecuadas.
Lo más importante es que regules tu alimentación con una dieta saludable, las grasas pueden ayudar al organismo, pero también se pueden convertir en tu peor pesadilla. Para temas relacionados escucha el programa “Ingrid y Tamara” de lunes a viernes a las 10:00 horas a través del 102.5 FM.