El objeto interestelar 3I/ATLAS ha despertado gran interés en la comunidad científica por su misteriosa naturaleza.
Descubierto en julio de 2025, este tercer visitante proveniente del espacio interestelar se acerca a la Tierra y podría revelar secretos inéditos sobre la formación del universo.
Sin embargo, un análisis reciente ha abierto la posibilidad de que no se trate de un simple cometa, sino de algo mucho más intrigante.
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El astrónomo de Harvard, Avi Loeb, sugirió en un artículo que el objeto interestelar 3I/ATLAS podría estar generando su propia luz.
Esto lo diferenciaría de los cometas tradicionales y daría pie a teorías que apuntan a un origen artificial. En la imagen obtenida por el telescopio Hubble se observa un resplandor inusual, pero sin la clásica “cola cometaria”, lo que pone en duda su composición.
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¿Podría tratarse de una nave espacial?
Loeb planteó dos hipótesis principales. La primera sostiene que podría ser un fragmento radiactivo de una supernova cercana, aunque el propio científico reconoció que esta opción es poco probable debido a la escasez de elementos de este tipo en el espacio interestelar.
La segunda hipótesis resulta más provocadora: que se trate de una nave espacial con propulsión nuclear. Según esta idea, la luminosidad observada correspondería a polvo liberado desde su superficie durante su viaje cósmico.
Aunque la posibilidad aún no tiene pruebas contundentes, Loeb considera fundamental recopilar más datos en los próximos meses.
¿Qué sabemos de sus características y trayectoria?
El cometa cuenta con un núcleo sólido que podría medir entre 320 metros y 5,6 kilómetros de diámetro y viaja a más de 210.000 km/h. Su antigüedad se estima en más de 7.000 millones de años, lo que lo hace anterior a la formación de nuestro sistema solar.
Se espera que el 3I/ATLAS sea visible para telescopios hasta septiembre, antes de perderse detrás del Sol, y pasará cerca de Marte en octubre, momento en que se buscarán más observaciones con sondas espaciales.
El objeto interestelar 3I/ATLAS seguirá siendo un enigma para la ciencia moderna. Su origen, natural o artificial, continúa siendo objeto de debate, y cada nueva imagen abre más preguntas que respuestas.