La intuición, ese misterioso “sexto sentido” que guía decisiones sin necesidad de razonamiento, está lejos de ser magia. Así lo explica la psicóloga y neurocientífica Ana Asensio, quien asegura que esta percepción instantánea tiene bases biológicas profundas y un impacto directo en nuestro bienestar. “La intuición no es magia, es biología fina”, afirma la especialista, cuyo nuevo libro Escucha a tu intuición reúne hallazgos científicos y ejercicios prácticos para activar esta capacidad humana.
Cómo funciona la intuición: la brújula biológica que podría transformar nuestra vida
Asensio describe la intuición como una respuesta “rápida, emocional y no verbal”, basada en los patrones aprendidos y la experiencia acumulada por el cerebro. “La respuesta se activa a través de circuitos inconscientes que procesan información incluso antes de que la razón llegue a intervenir”, señala. Entre estas estructuras participan la amígdala —que detecta peligro—, el hipocampo —que consulta memorias previas— y la red neuronal por defecto, encargada de integrar señales del cuerpo y del entorno.
La neurocientífica destaca que todos nacemos con esta brújula interna: “La intuición es la brújula con la que venimos de serie”. Sin embargo, advierte que muchas personas la mantienen “en modo espera”, sin saber cómo usarla de manera consciente. Estudios como el Iowa Gambling Task demuestran que “el cuerpo sabe antes que la mente cuál es la mejor opción”, explica, reforzando la idea de que las corazonadas tienen un fundamento fisiológico.
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Asensio también sostiene que el corazón juega un papel crucial. “Genera un campo electromagnético que anticipa cambios en el entorno segundos antes de que ocurran”, cita, basándose en investigaciones del HeartMath Institute. Por ello, aconseja prestar atención a señales corporales como el estómago encogido, la piel erizada o la apertura del pecho.
Para entrenar esta capacidad, la psicóloga propone prácticas sencillas: hacer pausas conscientes antes de decidir, llevar un “diario de la intuición”, practicar silencio diario y aprender a distinguir entre miedo y percepción auténtica. “La intuición es como un músculo: si la entrenas, se afina; si la ignoras, se atrofia”, resume.
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Diferenciar una intuición genuina del ruido mental también es clave. “La intuición es breve, serena y clara; el ruido mental es repetitivo, cansino y agitado”, afirma Asensio. Además, la primera suele traer paz incluso ante decisiones difíciles, mientras que la segunda genera ansiedad o confusión.
En un mundo saturado de estímulos, la doctora asegura que recuperar la conexión con la intuición puede cambiarlo todo: desde las decisiones que tomamos hasta la dirección de nuestra vida. Y es precisamente esta capacidad —biológica, silenciosa y poderosa— la que, según la ciencia, podría convertirse en nuestra herramienta más valiosa para navegar la complejidad cotidiana a través de la intuición.
