¿Eres de los que se levantan temprano? Pues según un estudio de la Universidad de California y publicado en Genome Biology and Evolution, esta costumbre, conocida como madrugar, podría tener raíces genéticas vinculadas a la herencia neandertal.
Así como lo lees. La investigación aborda la conexión entre los patrones de sueño y la herencia genética de nuestrosFotos antepasados.
Para entender esto, debemos remontarnos al pasado. Tengamos presente que los seres humanos modernos se originaron en África hace aproximadamente 300 mil años, pero hace unos 70 mil años, comenzaron a emigrar hacia Eurasia, un continente con condiciones ambientales muy diferentes.
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Eurasia presentaba latitudes más altas, mayor variación estacional de luz diurna y temperatura en comparación con el entorno africano.
Por otro lado, los neandertales y los denisovanos ya llevaban más de 400 mil años en Eurasia.
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Cuando los humanos modernos llegaron a Eurasia y se cruzaron con los neandertales, adquirieron ciertas variantes genéticas que les permitieron adaptarse al nuevo entorno.
Aunque gran parte de esa ascendencia genética se eliminó debido a la selección natural, algunas variantes beneficiosas persisten en la población actual.
¿Entonces por qué madrugar viene de los neandertales?
El estudio se centró en los relojes circadianos, responsables de regular los patrones de sueño y vigilia.
Al analizar 246 genes circadianos, se encontraron cientos de variantes genéticas específicas de cada linaje (humano moderno y neandertal) que podrían influir en estos relojes biológicos.
La investigación utilizó datos genéticos del Biobanco del Reino Unido, que alberga información de medio millón de personas.
Los resultados revelaron que las variantes genéticas que se transmitieron de neandertales a humanos modernos estaban relacionadas con las preferencias de sueño, y en particular, aumentaban la propensión a despertarse temprano.
Así, el autor principal del estudio, John A. Capra, destacó la combinación de ADN antiguo, estudios genéticos a gran escala en humanos modernos e inteligencia artificial para descubrir diferencias genéticas en los sistemas circadianos entre neandertales y humanos modernos.
En conclusión, la propensión a madrugar podría considerarse una ventaja evolutiva que nuestros antepasados adquirieron al vivir en latitudes más altas de Europa, siendo esta una característica genética neandertal que ha perdurado hasta nuestros días. / Con información de EFE