En 1957, el Sputnik fue el primer satélite artificial de la historia, que supuso el pistoletazo de salida a la conquista del espacio. Hoy los nanosatélites, pequeños dispositivos que nacieron a finales del siglo XX, son los protagonistas de la nueva era espacial.
En el programa Pontón en MVS, nuestros expertos en tecnología te comparten las novedades alrededor del futuro, por lo que te contamos más sobre estos avances.
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¿Qué son los nanosatélites?
Son dispositivos espaciales artificiales pequeños, que tienen una masa de entre 1 y 10 kilogramos, que surgen del desarrollo de la tecnología y la microelectrónica para los que se emplean técnicas de bajo coste y producción masiva.
Introducido el término por la agencia estadounidense del espacio (NASA), la denominación de nanosatélites, en referencia a estos pequeños satélites espaciales, surge en los primeros años del recién inaugurado siglo XXI y su filosofía consiste en la miniaturización de los componentes y sistemas tecnológicos para conseguir en el espacio altas prestaciones con tamaños reducidos.
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El viejo y nuevo espacio
En el comienzo de la carrera espacial y hasta no hace mucho, solo los grandes países con corporaciones o agencias e importantes programas espaciales eran capaces de desarrollar satélites de enormes proporciones para lo que se requería tiempo, dinero e infraestructura suficiente para lanzarlo al espacio.
En ese contexto comenzó la carrera espacial entre las dos grandes potencias, Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, desde que en 1957 esta última colocó en órbita el primer satélite Sputnik, que pesaba 80 kilos y que supuso entonces el pistoletazo de salida de la conquista espacial. Es lo que se conoce ahora como "Old Space" o espacio antiguo.
Por el contrario, la "revolución de los nanosatélites", protagonistas del ya denominado "New Space", o nuevo espacio, da acceso e involucra a empresas grandes y medianas, no solo dependientes del ámbito militar o gubernamental, como en la etapa anterior, y que ponen su mirada en el espacio con otros objetivos y otros intereses.
Asimismo, institutos tecnológicos y universidades dedican sus conocimientos a diseñar, fabricar y lanzar este tipo de pequeños artilugios espaciales con fines académicos y también para financiarse.
El futuro: Cubesat
Aunque ya hay prototipos de nanosatélites con una masa menor a un kilogramo e incluso de menos de 100 gramos (femto-satélites), los dispositivos espaciales en miniatura están formados generalmente por tres unidades.
Las medidas estándar son de 10x10x10 centímetros, aproximadamente el tamaño de un cubo de Rubick; su vida útil en órbita puede ser de 2 a 4 años y su lanzamiento se realiza aprovechando otras misiones espaciales.
Con un diseño en forma de cubo, de ahí su nombre CubeSat, pueden tener varios tamaños, pero su estructura es escalable en cubos de 10 centímetros de arista y una masa inferior a 1,33 kilogramos.
Propuesto e ideado en 1999 por un profesor de la Universidad Técnica Estatal de California, el CubeSat pretendía entonces emular al Sputnik y no nació con la idea de convertirse en estándar, eso sucedió posteriormente.
Cada vez hay más nanosatélites
Desde que en 2003 se enviaron los primeros al espacio, estos lanzamientos no han dejado de aumentar.
Si en 2008 ya se habían situado en órbita unos 75 pequeños satélites espaciales, en 2017 se colocaron ya 300 pequeños de estos dispositivos en la órbita de la Tierra.
Y desde entonces el ritmo de los lanzamientos de estos “nanoartefactos” espaciales ha ido en aumento, de forma que en 2020 de todas las naves enviadas al espacio exterior el 94 por ciento fueron pequeños satélites con distintas misiones.
Los nanosatélites están diseñados para observar con más precisión la Tierra, la Luna y otros planetas; reparar satélites comunes, monitorear glaciares, oleoductos, campos agrícolas, detectar rayos, medir la vegetación, humedad del suelo, etc.
Pero su gran aportación es acercar internet a los millones de personas que tienen dificultades para acceder a las redes de distribución convencionales.
Con ese propósito dos empresas privadas Starlink, de SpaceX, compañía del estadounidense Elon Musk, y la inglesa OneWeb, lanzaron en 2020 alrededor de mil pequeños dispositivos que en los próximos años formarán megaconstelaciones satelitales en órbita baja.
En la actualidad más de 70 países operan con la tecnología de los nanosatélites, incluso muchos estados se han iniciado en la carrera orbital gracias a estos prototipos, es el caso de varios países latinoamericanos que disponen ya de programas espaciales e incluso de sedes de lanzamiento.
Precisamente de 2020 es la iniciativa de creación de la Agencia Latinoamericana y Caribe del Espacio (ALCE), que integran ocho países de la región y de 2022 el proyecto Colmena, impulsado por la Universidad Autónoma de México que trabaja para enviar a la superficie lunar cinco microrrobots con menos de 65 gramos de masa y 12 centímetros de diámetro para estudiar el montaje y estructuras de la Luna.
El nuevo espacio está en auge y las oportunidades son muchas, pero los desafíos y los retos también. Según los expertos, "la cuenta es sencilla", "se lanzan más satélites de los que se desintegran y, por tanto, se espera que el número de objetos en el espacio aumente de manera constante", y con ello, si no se remedia, también la basura orbital.
Aprende más sobre los nanosatélites en el programa Pontón en MVS de lunes a viernes a las 12:00 horas por el 102.5 FM.