Un aullido rompió el silencio de la madrugada en Chichén Itzá. Las primeras luces del amanecer acariciaban la cima de la pirámide de Kukulkán cuando un perro mestizo, alzó su voz al cielo desde lo más alto del templo. Así fue el momento exacto.
La escena, digna de una leyenda ancestral, fue captada por José Antonio Keb Cetina, custodio especializado de la zona arqueológica, quien fue testigo del momento místico.
¿Cómo fue el momento de los hechos?
El video del aullido de “Chino” se volvió viral rápidamente, no solo por lo impresionante de la imagen, sino por el profundo simbolismo que encierra: para la cultura maya, los perros eran considerados guías espirituales, encargados de acompañar a las almas hacia el inframundo. En este contexto, la imagen del can sobre la pirámide adquiere un peso casi sagrado.
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“Esto no fue casualidad. Aquí no hay perros comunes. Los que se quedan lo hacen por algo más grande”, narró Keb Cetina, quien lleva años cuidando y observando a los animales que habitan la zona arqueológica. De acuerdo con su testimonio, “Chino” es uno de los perros guardianes que han decidido permanecer en el corazón de la antigua ciudad maya, como si fueran los protectores silenciosos de sus secretos milenarios.
Los guardianes caninos de Chichén Itzá
La historia de “Chino” es parte de una realidad poco conocida. Desde 2019, se implementó el programa “Operación Rescate de Perritos de Chichén Itzá”, una iniciativa conjunta entre el patronato Cultur, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y diversas asociaciones protectoras de animales.
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El objetivo es claro: rescatar, atender y dar en adopción responsable a los perros que llegan a esta zona, que por años fue invadida por fauna abandonada.
Sin embargo, algunos de estos perros, como “Chino”, deciden quedarse, resistiendo el paso del tiempo como verdaderos vigilantes. Según relata el custodio, son animales “sabios”, que conocen cada rincón del sitio arqueológico y que parecen respetar y resguardar el espacio como si fueran parte del mismo legado maya.
¿Qué significa el hecho?
El acto de “Chino” no pasó desapercibido para quienes han estudiado las tradiciones mayas. Su aullido al alba fue interpretado por algunos como un anuncio del Túumben k’íin, que en lengua maya significa “nuevo día”. En una cultura donde el sol, el calendario y los ciclos de la vida eran sagrados, este gesto animal parece traer de vuelta la conexión entre lo humano, lo natural y lo espiritual.
Más allá de lo viral, la imagen de “Chino” aullando desde la cúspide de pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá, nos recuerda que en México, el pasado y el presente pueden encontrarse en un solo instante. Y que quizá, en cada ladrido de estos guardianes, resuena aún el eco de una civilización que nunca se ha ido del todo.
