El agua mineral es una opción saludable para mantenerse hidratado, ya que aporta minerales esenciales como calcio, magnesio y sodio al organismo. No obstante, tomarla todos los días puede traer consigo consecuencias adversas para la salud.
En días de calor es fundamental mantenerse bien hidratado, preferiblemente consumiendo agua. Quienes buscan una opción más refrescante pueden optar por el agua mineral, que se presenta como una alternativa perfecta para calmar la sed. Sin embargo, es importante recordar que, como todo, en exceso puede ser perjudicial; por ello, es clave moderar su ingesta y mantener un equilibrio.
¿Es malo tomar beber agua mineral todos los días?
Tomar agua es esencial, pero quienes optan por su versión mineral o con gas deben considerar que existen ciertas diferencias entre ambas; si bien estas dos clases tienen dióxido de carbono en proporciones optimas para el consumo, el gas del agua mineral se encuentra en forma natural, asimismo aporta minerales.
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Por otro lado, el agua con gas que comercializan algunas marcas es sometida a un proceso de gasificación artificial. Además, existe un tercer tipo: el agua mineralizada, que para asemejarse al agua mineral natural, pasa por un proceso de purificación y gasificación.
Esta clase de bebida, de acuerdo con los expertos, se considera una alternativa más saludable a los refrescos. Sin embargo, es importante matizar que algunas compañías añaden azúcares o aditivos que elevan su contenido calórico, por lo que conviene revisar siempre las etiquetas de los productos.
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Si bien estas aguas son igual de efectivas que su contraparte sin gas es importante revisar las cantidades que se consumen, ya que la Revista del Consumidor, aborda las implicaciones negativas que tiene beberlas en exceso.
Entre los posibles efectos de un consumo excesivo de estas aguas se incluyen la formación de cálculos renales por el calcio, el aumento de la presión arterial debido a los cloruros, y el debilitamiento del esmalte dental por el flúor. Además, el magnesio presente en estas aguas puede provocar debilidad muscular y aumentar la probabilidad de hiperpotasemia debido al potasio.
Los sulfatos presentes en el agua mineral pueden generar problemas como diarrea y deshidratación, mientras que el sodio puede causar retención de líquidos e hipertensión. Por ello, si se presentan este tipo de síntomas, lo ideal es consultar a un especialista y optar por agua natural o filtrada hasta que mejoren los síntomas.
