La Basílica de Guadalupe, uno de los recintos religiosos más icónicos de México, no tiene un dueño como tal, sino que está bajo el cuidado de diversas organizaciones eclesiásticas. Este templo, ubicado en la Ciudad de México, recibe millones de peregrinos anualmente, especialmente el 12 de diciembre, día en que se celebra a la Virgen de Guadalupe, también conocida como "la morenita". Pero ¿Quién administra y cuida este importante sitio?
A diferencia de las parroquias locales, donde un sacerdote suele encargarse de la administración, la Basílica de Guadalupe tiene una estructura más compleja debido a su relevancia cultural, histórica y religiosa. Actualmente, su rector es el Muy Ilustre Monseñor Canónigo Efraín Hernández Díaz, quien lidera las actividades pastorales y administrativas del santuario. Sin embargo, su gestión no es individual; cuenta con el respaldo de organismos como el Arzobispado Primado de México y la Conferencia del Episcopado Mexicano.
¿Cómo se organiza el cuidado de la Basílica de Guadalupe?
El cuidado de la Basílica de Guadalupe recae en varias figuras clave y organismos:
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- Efraín Hernández Díaz, rector, quien supervisa las actividades litúrgicas y pastorales
- Carlos Aguiar Retes, cardenal y custodio del Sagrado Original de la Virgen de Guadalupe
- Gustavo Watson Marrón, canónigo doctor, quien también forma parte del consejo administrativo
Estos líderes trabajan en conjunto con el Cabildo Colegial, conformado por capellanes encargados de los servicios religiosos y la preservación del recinto. Este consejo tiene la tarea de mantener las tradiciones litúrgicas y gestionar la administración del santuario.
¿A quién pertenece la Basílica de Guadalupe?
El recinto no tiene un dueño físico ni genera ingresos personales para alguna figura específica. Al ser parte de la Iglesia Católica, la Basílica de Guadalupe está bajo la jurisdicción del Arzobispado Primado de México y, por su relevancia nacional, pertenece a una estructura eclesiástica más amplia. Esto asegura que los recursos se destinen a su manutención, actividades religiosas y preservación cultural.
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Más allá de su administración, la Basílica de Guadalupe es un símbolo de fe y unidad para millones de mexicanos. Cada año, devotos y turistas se congregan para rendir homenaje a la Virgen de Guadalupe, reafirmando su importancia como patrimonio cultural y espiritual de México.