El 2 de noviembre celebramos en México el Día de Muertos, ese en el que con ofrendas recordamos a los que amamos y que dejaron este mundo. Uno de los elementos que más vemos en esta época son las calaveritas de azúcar, de las cuáles pocos conocen su historia.
Estos dulces datan de la época prehispánica, pues se dice que cuando ponían los altares, los acompañaban con cráneos reales, para recibir desde el Mictlán a sus muertos, además de simbolizar con ellos el término de un ciclo.
Pero más tarde, con la llegada de los españoles, quienes decían que estas tradiciones no iban mucho con la religión católica, los cráneos fueron reemplazados por réplicas de azúcar.
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Las calaveritas con el paso del tiempo
Desde entonces las calaveritas de azúcar están presentes cada año, aunque ahora son de colores, con nombres, de chocolate, amaranto, de arroz inflado, gelatina y hasta de gomitas.
De hecho, en 2019 en el Centro Histórico de San Juan del Río, Querétaro crearon la que sería la más grande del mundo. Para hacerlo posible, al menos 30 personas ayudaron, la calavera medía 5 metros de alto y pesaba más de una tonelada.
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Un dato a destacar es que fue nombrada como Cathy, en honor a una joven oriunda del lugar, quien falleció en ese mismo año.
Ahora que ya conoces la historia detrás de las calaveritas de azúcar, te invitamos a colocar una en tu ofrenda con el sabor favorito de tus difuntos, acompañándola con su nombre y por qué no comiéndote una también en su honor ¡Feliz Día de Muertos!