Un miedo bastante común y que no sólo tiene que ver con la época de Halloween, son las casas embrujadas, aquellas viviendas en las que se cree que hace mucho tiempo pasó algo malo, por lo general una muerte, cuyo espíritu persiste con el paso del tiempo.
Casi la mitad de las personas creen que su vivienda está embrujada y hasta un 73% estaría dispuesto a comprar una a sabiendas: estos aterradores escenarios nos atraen tanto en la vida real como en la ficción.
En esta temporada de “Spooky Season” (Halloween) se gastan 12 mil 200 millones de dólares en atracciones de casas encantadas, sin contar las inversiones que hacen los parques de diversiones para dar vida a las famosas “casonas del terror”.
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Casas embrujadas: De la ficción a la realidad
“Si tu casa está encantada, estás jodid*”; Así lo afirma Grady Hendrix, célebre escritor de terror, en la presentación de su nueva novela “Cómo vender una casa embrujada”.
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Y es que, a pesar del tono humorístico del discurso de Hendrix, el escritor explica que “hay un 50% de probabilidades de que tu casa esté embrujada”. Es más, “solo en Estados Unidos entre el 44% y el 49% de personas creen que su vivienda lo está”; relata a EFE.
Características de la casa embrujada
¿El motivo del encantamiento? Normalmente, fantasmas, que, en palabras del autor “una vez entran en tu casa, no tienes manera legal de echarlos” y bromea afirmando que “como compañeros de piso, los espíritus apestan”.
Este es uno de los tópicos más viejos de las obras de ficción, una fórmula que nunca pasa de moda. Nos gustan en las películas y libros en las que un edificio maldito es el escenario a través del cual los protagonistas se debaten entre la vida y la muerte.
Origen de este terror
Para comprender el origen del tópico de la casa encantada, hay que remontarse a las clásicas novelas góticas, pues son un escenario recurrente de estos libros. Aunque no siempre fueron casas como tal: “El Castillo de Otranto” (1764), de Horace Walpole primera novela del género, la cual, transcurría en un castillo.
Un escenario que se repite en otras novelas del género, como “Drácula” (1897) de Bram Stoker. En otros casos, son los monasterios y conventos el lugar escogido, como en “El Monje” (1796), de Matthew Lewis.
Según Hendrix, “el 73% de personas comprarían una casa encantada”. Sin embargo, “el 52% no pagaría su valor real”. Por lo tanto, cuando no son atracciones sino viviendas reales “las viviendas embrujadas son una mala inversión”. Con información de EFE por Nora Cifuentes.