Cada año, durante el Día de Muertos, se despliega un espectáculo de colores, aromas y tradición en México. En el centro de esta celebración se encuentra la icónica flor de cempasúchil, conocida como "la flor de los muertos".
Esta hermosa flor naranja, también llamada "flor de veinte pétalos", juega un papel crucial en la conmemoración de los seres queridos que han partido. Estos son algunos datos curiosos que hacen del cempasúchil una protagonista de esta tradición prehispánica.
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Usos e historia de la flor
Simbolismo del Día de Muertos: La flor cempasúchil, con su vibrante color, representa el sol y la vida. En el Día de Muertos, se cree que las almas de los difuntos regresan a visitar a sus seres queridos. El cempasúchil, con su luz y belleza, guía a las almas de vuelta a casa.
La tradición marca hacer senderos con las flores de cempasúchil, desde el camino principal hasta el altar de la casa con la finalidad de guiar a las almas hacia sus ofrendas.
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Altar de muertos
El cempasúchil suele adornar el altar de muertos, junto con otras ofrendas como alimentos, velas y retratos de los difuntos. Es un tributo a la memoria de aquellos que ya no están esencialmente, pero permanecen en el corazón de sus seres queridos.
Orígenes prehispánicos
La tradición de usar cempasúchil en el Día de Muertos se remonta a la época prehispánica de México. Los aztecas consideraban que esta flor tenía propiedades purificadoras y místicas. La utilizaban en ofrendas y rituales funerarios.
Un sendero de pétalos
En los altares del Día de Muertos, se crea un camino de pétalos de cempasúchil que conduce a la ofrenda. Este camino simboliza la ruta que las almas deben seguir para llegar a la tierra de los vivos.
Patrimonio de la Humanidad
En 2008, la UNESCO declaró el Día de Muertos mexicano como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La flor de cempasúchil es un elemento esencial de esta celebración que ha trascendido las fronteras de México y se ha convertido en un símbolo reconocido a nivel mundial.
La flor de cempasúchil es mucho más que una simple planta; es un emblema del Día de Muertos que conecta el pasado prehispánico con el presente. Su papel simbólico como guía de las almas y su presencia en los altares de muertos destacan su importancia en una festividad que celebra la vida a través de la muerte.