Si eres de las personas que le gusta consumir leche de vaca, pero siempre te cae pesada, deberías pensar en sustituirla por una opción libre de lactosa. Algo que es bastante común en su lugar es la leche de avena, lo que genera polémica en el sabor si lo comparamos con la de origen animal.
La leche de avena está libre de lactosa, lo que la hace una buena opción para los amantes de los licuados. Esta leche es la puedes conseguir en supermercados, tiendas especializadas o si tienes un poco de tiempo la puedes hacer tu mismo.
Leche de vaca vs leche de avena
Los beneficios de la leche de avena son diversos; es buena a la digestión, lo que ayuda a combatir el estreñimiento, te hidrata, brinda saciedad, ayuda en los niveles del colesterol y es alta en fibra, lo que te puede ayudar a perder peso.
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Por su parte, la leche de vaca no contiene fibra como la anterior, además de que afirman especialistas que puede estar asociada con enfermedades como cataratas y algunos tipos de cáncer.
En casos como la “leche bronca” que no está pasteurizada, puede contener peligrosas bacterias tales como la Salmonella, E. coli, Campylobacter, estafilococo dorado, Yersinia, Brucella, Coxiella y la Listeria.
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Tampoco podemos olvidarnos de sus beneficios, pues rica en complejo B que da energía, al ser de origen animal contiene proteína que ayuda a la calcificación de huesos y formación de músculos. También contiene vitamina A que fortalece el sistema inmunológico, y nutrientes como calcio y potasio.
¿Cómo se prepara leche de avena?
Puedes dejar una taza de avena remojando en agua desde una noche anterior, o bien, por lo menos un par de horas. Pasado este tiempo, licua la avena y pasadla por un colador. A esta mezcla puedes añadir un litro de agua para rebajarla y posteriormente puedes dejarla en un recipiente en el refrigerador.
Tu eliges, leche de vaca vs leche de avena, las dos tienen lo suyo, sólo asegúrate de hacer una elección que beneficie tu salud.