Membrillo

Mucho hemos escuchado de los beneficios de comer productos locales y de temporada. Así pues, siguiendo esos consejos, hoy quiero recomendarte el consumo de una fruta típica del final de verano y principio del otoño que se vende en mercados y tianguis de nuestro país.

Se trata del membrillo, cuyo nombre deriva de la palabra griega melimelum que significa “manzana de miel”, ya que provienen de un árbol estrechamente emparentado con el manzano y el peral.

El membrillero es un árbol de tamaño pequeño a mediano, de la familia de las rosáceas, que crece bien en climas templados y fríos. Es originario del Cáucaso en el sudoeste de Asia, el territorio de la antigua Persia y hoy perteneciente a Irán, Armenia y Turquía, en donde se cultiva desde hace varios siglos.

En México, los principales estados productores son Durango, Zacatecas y Jalisco. De hecho, en este último, en la localidad de Atotonilquillo, cada mes de agosto se celebra la Feria del Membrillo. Este fruto, con aspecto similar a una pera carnosa, mide de 7 a 12 cm de largo y de 6 a 9 cm de ancho. Su cáscara es verde y se encuentra recubierta de pelillos claros cuando está inmadura, pero al madurar pierde la pilosidad y toma un color amarillo dorado.

Emiten un fuerte y delicioso aroma a miel, aunque su sabor es ácido, por lo que su consumo en fresco es poco común, excepto en algunas comunidades del estado de Jalisco en donde lo disfrutan en rebanadas espolvoreadas con sal, limón y chile.

Así que, por lo común, se cuece y con él se preparan platillos dulces, como conservas, compotas, mermeladas, jaleas, gelatinas, jugos, licores de mesa y el famoso ate de membrillo, que cada año se usa para adornar la tradicional rosca de reyes. Muchas son sus bondades nutritivas y para la salud. Es un alimento libre de sodio y grasa, con escaso contenido de azúcares y bajo aporte calórico.

Su abundante fibra soluble, presente en forma de pectina y mucílagos, al contacto con el agua forma una sustancia voluminosa que retrasa el vaciado gástrico, facilita la digestión y capta sustancias nocivas, además de suavizar y ayudar a eliminar las heces.

Asimismo, es rico en minerales, como potasio, calcio, magnesio, fósforo y hierro, así como en vitamina A, C, B1 y B2. Contiene también varias sustancias benéficas, como los taninos que son astringentes y antiinflamatorios; el ácido málico que contribuye a eliminar el ácido úrico y los flavonoides y ácidos fenólicos con propiedades anticancerígenas, antialérgicas, antimicrobianas y antioxidantes.

Gracias a todos estos compuestos, el membrillo se usa para cortar la diarrea, evitar la deshidratación provocada por vómitos, reducir la cantidad de colesterol absorbido, potenciar los procesos depurativos, desinflamar la mucosa del intestino, disminuir la acidez gástrica, controlar la hipertensión arterial y las reacciones alérgicas de la piel.

En dulce es ideal para deportistas, personas que necesitan ganar peso o las que tengan inapetencia; pero no se aconseja para personas diabéticas, con sobrepeso, insuficiencia renal o que requieran dietas controladas en potasio.

Por todo lo anterior, reitero el consejo de aprovechar todos los beneficios de las frutas de temporada, que en el caso del membrillo no solo nos permiten deleitarnos con deliciosos manjares, sino también mejorar nuestra salud.