La forma de consumir noticias en México ha cambiado: atrás quedaron los medios impresos y ahora el dominio de los medios digitales es innegable. Ante este escenario, desde el periodismo hay que preguntarnos si debemos seguir actuando como periodistas o convertirnos en influencers de la información.
El Digital News Report 2025 realizado por el Reuters Institute y la Universidad de Oxford, revela datos que imaginábamos pero que ahora se materializan en una cruda realidad: los medios de comunicación son otros.
Y son otros porque la audiencia nos ha cambiado, principalmente por los espacios en donde consumen noticias: el 80% lo hace online; el 63% en redes sociales (que no son lo mismo); el 39% en televisión; y un muy pobre 17% lo hace a través de medios impresos.
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Acá es relevante apuntar dos cosas. La primera tiene que ver con que el consumo de noticias ha caído en todos los sentidos; sí, el 80% de usuarios consume noticias online, pero en 2017 lo hacía el 91%. Lo segundo es la diferencia entre el consumo online y redes sociales, dado que en estas últimas, será el algoritmo el que nos dicte de qué nos informamos y de qué no, según nuestro historial de visualizaciones, likes, contenido compartido y comentarios.
Ahora a la pregunta “¿ser periodistas o influencers?”, unos datos más, antes de contestar.
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Sí, la gente consume noticias en internet. Y por fortuna, hay algunos que todavía no se creen todo lo que leen; el 45.8% de usuarios aún verifica vs el 54.2% que no lo hace.
Quiénes sí verifican online, el 26% lo hace en un medio de comunicación o con periodistas y el 7% con influencers; pero el caso es mas dramático en redes sociales porque el 30% de usuarios verifica con medios y periodistas, mientras que el 24% lo hace a través de influencers. Es decir, los influencers se convirtieron en el “medio” de confianza para verificar una noticia.
¿Cuál es el problema de esto? Que según un estudio de la UNESCO, el 62% de los creadores de contenido no verifica la información antes de compartirla. Es como si el teléfono descompuesto se pusiera peor con cada mensaje que se comparte.
Y esperen, porque aún hay más: los chatbots que funcionan con inteligencia artificial, como Chat GPT, se están convirtiendo en la principal fuente de información descompuesto algunos usuarios. La cifra aún es baja, un 7% lo usa de forma semanal; la preocupación es que la frecuencia aumenta entre los más jóvenes, pues el 15% de los menores de 25 años los usa semana a semana.
Y por supuesto que no estamos peleados con la tecnología, porque es inevitable y nos salva de muchas cosas; el problema es confiar ciegamente en estos chatbots, tomando en cuenta que muchos no tienen una actualizaciones que vayan al día.
Recientemente estuve en la SIP Connect 2025, un encuentro entre colegas periodistas de la Sociedad Interamericana de Prensa y la conclusión en la región es similar: la inteligencia artificial sí representa un reto, pero no podemos no asumirlo, sino más bien subirnos en ella, usarla en nuestro beneficio (llámese productividad o eficiencia) y tender puentes para hacer frente ante amenazas más grandes, como los constantes golpeteos al gremio desde el poder.
Ante estos frentes abiertos (el poco interés, la desinformación y la inteligencia artificial), ¿qué hacer? ¿Debe predominar el rigor o los views?
Por supuesto, el rigor. El periodismo no debe olvidar esos principios de ir a la calle a corroborar el qué, cuándo, cómo, quiénes y por qué. Pero también debe entender cómo se consume hoy. A menos gente le interesa leer 4 cuartillas, pero sí le interesará ser parte de una conversación desglosando esas cuatro cuartillas.
Ese es el reto, como quizá lo ha sido siempre pero en otras condiciones: adaptarse o morir. Y no hablamos del periodismo, sino del medio.
