HÉCTOR ZAGAL

Recuerdos de mi padre

De él adquirí el gusto por las antigüedades. Muchos domingos íbamos al mercado de La Lagunilla a chacharear, cuando todavía se podían comprar piezas interesantes a precios razHoy, Día del Padre, quiero contarles algunos recuerdos familiares.onables.

Jesús Zagal, padre de Héctor Zagal.
Jesús Zagal, padre de Héctor Zagal.Créditos: Foto: Héctor Zagal
Escrito en OPINIÓN el

Tal y como están las cosas en el mundo, hoy prefiero hablarles de algo que no tenga que ver con la política. Hoy, Día del Padre, quiero contarles algunos recuerdos familiares.

Mi padre murió hace algunos años, tras una larga enfermedad. Durante los primeros años de mi vida, trabajó en Cuautitlán, a las afueras de la Ciudad de México. Se levantaba muy temprano para llegar a la fábrica, donde se encargaba de la seguridad industrial. Regresaba tarde a casa. Ya desde entonces, el tráfico era infernal. Prácticamente no lo veía entre semana, pero sí convivíamos los sábados y los domingos. En vacaciones, sin embargo, podía acompañarlo, y salvo la desmañanada, aquello me divertía. La fábrica tenía unos jardines amplios donde podía correr, y me encantaba ayudarlo a “engrapar” y “archivar” expedientes.

De él adquirí el gusto por las antigüedades. Muchos domingos íbamos al mercado de La Lagunilla a chacharear. Allá por los años sesenta, todavía se podían comprar piezas interesantes a precios razonables. Conservo algunos discos de pasta que compramos ahí. Son de esos que se tocan en gramófono, grabados por un solo lado. Si se caen al suelo, se rompen. Lo sorprendente es que aún suenan. Le encantaba la cultura francesa. Había estudiado en el IFAL. Me mostraba sus libros y me enseñó algunas pocas expresiones. Por él leí a Víctor Hugo, a Balzac y, por supuesto, a Dumas.

También le gustaba comer bien, aunque tenía gustos eclécticos. Le fascinaban las cubas de Bacardí blanco con unas gotas de limón, tal y como manda la ley. Pero también bebía vino tinto. En aquella época, el vino importado era carísimo, así que había que conformarse con lo que se ofrecía en el país. Lo más común era el vino Los Reyes de Domecq. Y sí, por mi padre adquirí el gusto por el vino.

Era goloso. Le encantaban las carnitas, el chicharrón, los frijoles de la olla con rodajas de chile verde. Pero también disfrutaba del jamón serrano y el queso manchego, que en los años setenta del siglo pasado eran una Delikatessen en México. Recordemos que antes de Salinas, México era un país muy proteccionista. Las importaciones, especialmente de alimentos, pagaban aranceles altísimos.

Más adelante consiguió trabajo en el Paseo de la Reforma. Eso lo cambió todo: pudimos convivir más. De vez en vez, me invitaba a comer a alguno de los restaurantes emperifollados de Reforma. Le gustaba mucho Les Moustaches, un lugar magnífico que aún existe, muy cerca de la embajada británica. Ahí probé por primera vez el filete Wellington, que, según la leyenda, se inventó para honrar al Duque de Wellington, vencedor de Napoleón. El platillo se prepara con paté, salsa de vino de Madeira y se envuelve en hojaldre. También ahí probé por primera vez un suflé. Para entrar se exigía usar corbata. Sobra decir que yo me sentía el Príncipe de Gales.

Pero uno de los recuerdos más hondos que conservo es cuando me explicó por qué mi madre y él me pusieron el nombre de Héctor. Yo no sabía leer todavía. Mi papá abrió la Ilíada y me leyó y parafraseo el pasaje donde Héctor se despide de Andrómaca y de su pequeño. El guerrero abandona el resguardo de las murallas de Troya para ir a enfrentarse, en el campo de batalla, con Aquiles. Como lleva el yelmo puesto, el bebé se asusta porque no reconoce a su padre. Héctor y Andrómaca sonríen. El héroe se quita el casco de bronce y abraza al pequeño Astianacte. En medio de un poema salpicado de odio y sangre, esa escena es una de las pocas realmente entrañables.

Mi padre me dijo entonces que me pusieron Héctor porque yo también debía aprender a ser valiente.

Y ustedes, ¿qué recuerdos tienen de su padre?

X, IG  @hzagal TT@ Dr. Zagal 

(Héctor Zagal, profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana, es conductor del programa de radio El Banquete del Dr. Zagal)