OPINIÓN SERGIO ALMAZÁN

El zócalo de Sheinbaum

La presidenta mexicana tendrá su día en el mismo escenario donde hace 100 días celebró su rotundo éxito electoral ante un pueblo que ratificó ese proyecto ideológico.

Claudia Sheinbaum prepara su primer informe de 100 días de gobierno en el Zócalo de la CDMX.
Claudia Sheinbaum prepara su primer informe de 100 días de gobierno en el Zócalo de la CDMX. Créditos: Cuartoscuro
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Este domingo, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum Pardo tendrá su día en el mismo escenario donde hace 100 días celebró su rotundo éxito electoral ante un pueblo que ratificó ese proyecto ideológico que seis años atrás promovió y sentó las bases el líder moral y autor intelectual del lopezobradorismo que descansa en la llamada Cuarta Transformación y que los retractores del proyecto y del propio partido han señalado como “lo mismo”. ¿Y qué no se trataba de eso?

Durante el largo camino de campaña que realizaron las dos candidatas y el candidato a la presidencia, la actual jefa del ejecutivo hizo hincapié en el “segundo piso de la 4T” prometiendo darle continuidad a lo que su antecesor había hecho como ruptura al sistema neoliberal y tecnócrata que el mundo entero experimenta como fracaso en las políticas públicas de gobernanza. El capitalismo rampante, voraz e inequitativo nos ha dejado en el desierto del paraíso que prometió a la mayoría de los ciudadanos en todos aquellos países donde se implementó el régimen de las economías globales y hoy el planeta entero sufre sus consecuencias: migraciones masivas, pobrezas, desempleo, inequidad de las riquezas, violación a los derechos humanos básicos, gobiernos autoritarios, violencia, narcotráfico, contaminación, cambio climático, guerrillas. Y, en consecuencia, sociedades divididas, confrontadas en dos extremos que cada vez parecen más irreconocibles, donde las personas –más allá de partido e ideología– somos lo que hemos perdido.

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Mañana, llegará al zócalo Claudia Sheinbaum cobijada por su partido todo poderoso –donde cada vez es más frágil el contrapeso interno y de la “oposición– y por un numeroso y fiel electorado al que cada vez está más convencido en que las reformas constitucionales están de su lado porque es evidente que durante casi un siglo el Estado como se constituyó tras la Revolución Mexicana no hizo suyas las demandas por las que tomaron las armas y pelearon durante más de una década, peor aún, se apropió de sus carencias, para hacerlas retórica ideológica y devolvérselas en demagogia partidista que hoy agoniza como es el PRI.  A esa cuarta generación de los hijos de los nietos de la revolución les hablará en la plaza pública la presidenta, a esa población ignorada, marginada, vilipendiada, despreciada, anulada y negada de toda posibilidad de desarrollo por décadas y que el sistema procuró mantener apaciguada por décadas con la promesa de la ideología del esfuerzo que nunca fue suficiente para alcanzar prosperidad.

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Por ello, molesta la plaza pública a una clase social que la sintió propia por décadas, el poder, los beneficios de las calles y barrios, el micrófono y la denuncia como un derecho legítimo y ganado por su fidelidad a las proezas del sistema rampante que supo marginar a los votantes que demandaban el mínimo de las condiciones humanas de un pueblo: derecho a la educación, la salud, el trabajo con sueldos que alcanzaron y la inclusión. No significa que este proyecto obradorista sea la solución, pero lo que ocurre con su movimiento es la posibilidad de ser visibilizados, incluidos en las políticas públicas y sentirse por primera vez representados. A esa fuerza les hablará mañana Claudia Sheinbaum y ese tipo de plaza pública es la que incomoda porque exhibe lo que por décadas estuvieron escondidos, marginados y ocultos debajo de la alfombra y el oropel que tanto gusta al otro lado, quizá los que no votaron por ella, los que resisten a entender que el mundo es una explosión de regímenes que fracasaron y el último de los eslabones está por llegar. Quizá también a Trump este domingo le hable la presidenta y entonces comencemos a ver los músculos políticos del gobierno femenino de ella, desdibujando su proyecto personal. Es la oportunidad para comenzar a ser testigos de las fuerzas ideológicas internas y frente a los sistemas internacionales que también agonizan en su necedad de mantener un ideal que es insoslayable, insostenible...

 

Abramos la discusión: @salmazan71