Los cócteles suelen ser bebidas frescas, que se antojan el la playa y los días del calor, aunque también los hay para lugares fríos… En lo personal, a mí no me fascina el Daiquirí, pero con los récords de temperatura que hemos alcanzado aquí en la ciudad, no puedo negarme uno.
Este cóctel es fresco y fácil de elaborar, originario de las cálidas playas de Cuba. Su nombre era “Ron Bacardí a la Daiquirí” pero, con los años sólo se quedó, el Daiquirí como nombre. Se le atribuye su creación a Jennings Cox, un estadounidense que, durante la guerra entre Estados Unidos y España en 1898, combinó ron blanco con lima fresca y azúcar.
Ernest Hemingway, uno de los grandes escritores estadounidenses, era un devoto de esta bebida. La leyenda cuenta que en el bar La Florida, en la Habana, los daiquirís no paraban de servirse. Incluso, el continuo consumo de este cóctel por parte del escritor, inspiró el nombre de una variante conocida como Hemingway Special, que se sirve con jugo de toronja y licor marrasquino.
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La popularidad de este cóctel fue tan alta que se convirtió en una bebida común durante la Prohibición en Estados Unidos. Ya que sus ingredientes son fáciles de conseguir y su preparación es rápida, muchos bares clandestinos lo adoptaron como un símbolo de resistencia y creatividad en tiempos de “sequía”.
Mientras me preparo para las vacaciones, como profesor y escritor aficionado, me gusta pensar que, al igual que Hemingway, también encuentro inspiración en un buen trago. ¡Salud!
(Héctor Zagal conduce el programa de radio “El Banquete del Dr. Zagal” todos los sábados a las 17:00 en MVS 102.5 FM, Ciudad de México)