HÉCTOR ZAGAL

Navidad: entre la alegría y la depresión

La Navidad es una época entrañable, pero también acecha la melancolía y la depresión

La Navidad es una época entrañable, pero también acecha la melancolía y la depresión, dice Héctor Zagal.
La Navidad es una época entrañable, pero también acecha la melancolía y la depresión, dice Héctor Zagal.Créditos: Facebook Naviland
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Durante esta temporada del año, muchos hacemos una pausa en nuestra rutina. La Navidad es una fiesta y, como toda buena fiesta, rompe con el ritmo de trabajo y tenemos más tiempo para la reflexión y la introspección.

¿Qué nos motiva? ¿Cuál es el sentido de nuestra vida? ¿Qué esperamos de nosotros y de los demás? Recordamos nuestros ideales, nuestras creencias y le encontramos un porqué a la celebración de la Navidad.

Y como toda fiesta, la Navidad se celebra en compañía de los demás. Por eso, estas fechas nos llevan a una convivencia más íntima con amigos y familia. Lógicamente, la convivencia también genera roces (los tradicionales pleitos de la cena de Nochebuena), pero ninguna fiesta se puede celebrar a solas.

Y, finalmente, como todo en este mundo cuesta, las fiestas no son la excepción. Piensen no sólo en el dinero, sino también en el tiempo y el esfuerzo para preparar la celebración. En algunos casos, cuando se vive al día, descansar un día es un lujo. Sin embargo, al final es necesario con qué celebrar: comida, tiempo, regalos.

Si bien estas tres exigencias están vigentes a lo largo de todo el año, es en la Navidad cuando su ausencia causa mayor melancolía. Las fiestas hacen más frágiles a los frágiles y más vulnerables a los vulnerables.

Aquellas personas con falta de ideales e ilusiones, sin creencias ni fe, tienen pocos motivos para celebrar la Navidad. Se vuelve una fiesta hueca. Por contraste, los niños cuentan con un sinfín de motivos para celebrar.

La soledad también ataca con fuerza. Si no hay con quién celebrar, las fiestas dejan de ser fiestas. Quienes se han distanciado de sus seres queridos o quienes han roto con su pareja resienten esta fiesta. Especialmente lacerantes son las sillas vacías en las cenas, las sillas de quienes murieron.

Y, por supuesto, si no hay con qué celebrar, las fiestas son difíciles de organizar. La pobreza no impide festejar la Navidad, pero las carencias materiales se hacen más patentes en las fiestas. Esto no significa que únicamente los ricos puedan disfrutarla verdaderamente, pero piensen en cómo gastamos más en estas fechas: regalos, cenas, ropa, adornos… En algunos casos, incluso, estas carencias obligan a que la gente no pueda descansar ni siquiera en Navidad.

La Navidad es una época entrañable, pero también acecha la melancolía y la depresión. Demos gracias porque tenemos por qué celebrar, con quién celebrar y con qué celebrar. Y compartamos algo con los demás: nuestras ilusiones, nuestra compañía y nuestros recursos.

Sapere aude! ¡Atrévete a saber!

@hzagal

(Héctor Zagal y Óscar Sakaguchi, coautores de este artículo, son conductores del programa El Banquete del Dr. Zagal en MVS 102.5 todos los miércoles a las 22:00 y los sábados a las 17:00