El pasado 18 de enero del año en curso concluyó la fase de la llamada precampaña electoral con miras a junio del 2024 donde cerca de 97 millones de ciudadanos de este país –dentro y fuera del territorio– podremos emitir nuestro voto para elegir a más de 20375 servidores públicos para diversos cargos entre diputados y senadores, así como quien represente el poder ejecutivo de México, así como la gobernatura en Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz, Yucatán y la jefatura de la Ciudad de México. Se trata de una de las jornadas electorales más grande e histórica de nuestra Nación.
De ahí su importancia, su enorme presencia mediática de lo que hasta este momento perfila el destino de las dos futuras candidatas y un candidato con miras a dirigir el país como presidente. Hasta ahora son representantes de coaliciones de partido que abanderan proyectos e ideologías tan diversas como contradictorias: Claudia Sheinbaum del partido que llevó hace seis años a López Obrador a la presidencia más su coalición con el Partido Verde y Partido del Trabajo, que en este año ha sumado a expriístas de la vieja cepa mexiquense como el exgobernador y senador Eruviel Ávila tras la derrota del PRI en el Estado de México y la debilidad en liderazgo de su presidente de partido. Por su parte la alianza PAN- PRI-PRD han elegido su precandidata a la panista Xóchitl Gálvez con una carrera política de altibajos, hoy convencida de ser la “alternativa al modelo lopezobradorista” como ella misma se define.
Muy tarde y de con mal augurio el precandidato del partido movimiento ciudadano se subió a la terna de los aspiran un sitio político porque ni el tiempo, ni el carisma, ni los votos le darán a Jorge Álvarez Máynez para estar en la mente del electorado el día de las elecciones, pero que sirve como alternancia sólo para mantener a su “compadre” Samuel García –el gobernador regio que quiso ser presidente– en el imaginario colectivo mientras le llega el tiempo para jugar lo que mejor saben: el show de mandar.
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Desde el viernes pasado hasta el próximo 29 de febrero no habrá campañas que inciten al voto, la famosa veda electoral de este periodo veremos a las candidatas y candidato hacer de todo por llamar la atención de los votantes, aunque en la forma las reglas dicen que no pueden hacer promoción del voto, solamente beneficios ideológicos del partido. Y será interesante ver el comportamiento de estos y del INE ante un escenario no sólo político, de violencia y legal al que se ha recurrido para seguir dividiendo este país.
Esperemos que el tiempo de medios, en las calles, en la plaza pública y los espacios de análisis políticos donde asistan las candidatas y candidato sean de uso inteligente, creativo, honesto y con propuestas claras, realistas, críticas y efectivas que nos lleven a una decisión con las mismas características. Por ahora la candidata de oposición ha dado tumbos, se ha mostrado débil y sin dirección; mientras que la del partido Morena ha buscado darle fuerza de continuidad a la ideología del presidente, nada extraño en la historia de México de los candidatos oficiales.
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Aunque se diga que el país es otro, que ellos son diferentes, que la alternancia sí sabe gobernar, que ya acabaron las viejas prácticas políticas, la realidad es otra: sin propuestas creativas, novedosas, diferentes y mejores para una población que sí es diferente a la que iniciamos el siglo XXI, el mundo se mueve y desplaza de forma cambiante, incierta, el planeta demanda acciones que nos permita un escenario natural, un clima, un programa de corto, mediano y con futuro. Y por ahora las (no) campañas son aburridas listas de egos personales y descalificaciones mutuas. Sin propuestas y proyectos que mejoren al ciudadano. ¿Hacia dónde se dirigen las ideas y el voto?...
Abramos la discusión: @salmazan71