OPINIÓN HÉCTOR ZAGAL

Grandes construcciones del mundo

El edificio más emblemático de Nueva York, el Empire State Building, surgió por una rivalidad entre dos magnates de la industria automovilística.

Vista del Empire State Building.
Vista del Empire State Building.Créditos: Pixabay
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Los seres humanos siempre hemos querido tocar el cielo: pirámides, zigurats, torres góticas, rascacielos. Según la Biblia, los hombres, que hablaban un solo idioma, comenzaron a construir una torre en Babel con tal propósito. Dios castigó su osadía dividiéndose la única lengua de Babel en un diversidad de idiomas. Los humanos no pudieron comunicarse entre sí y la construcción se detuvo.

Las razones de estas edificaciones suelen ser variadas. Por ejemplo, el edificio más emblemático de Nueva York, el Empire State Building, surgió por una rivalidad entre dos magnates de la industria automovilística.

En 1930, se inauguró el edificio Chrysler, propiedad del mismo fabricante de automóviles. Además de su estilo art decó y su elegante aguja de acero inoxidable que coronaba la cumbre del edificio, fue considerado en su momento como el más alto del mundo.

Pero su competencia, General Motors, no se iba a quedar con los brazos cruzados. John Jakob, el fundador de la empresa, le encargó al arquitecto William F. Lamb un edificio que superara la longitud de su competencia.

El proyecto arrancó en marzo de 1930. Fue una construcción en tiempo récord; estuvo listo en 410 días. Los trabajadores levantaban cuatro plantas y media cada semana. En mayo de 1931, el entonces presidente de los Estados Unidos, Herbert Hoover, pulsó un interruptor desde la Casa Blanca y así encendió las luces del edificio. El Empire State había sido inaugurado.

Con la Torre Eiffel fue distinto. En este caso, la construcción se planeó como una construcción efímera para acompañar la Feria Mundial de París de 1889. Era una fecha simbólica: el centenario de la Revolución Francesa. El monumento, en principio, se llamaría la “Torre de 300 metros”. Adivinen por qué…

Inicialmente, la estructura fue diseñada inicialmente por los ingenieros Maurice Koechlin y Émile Nouguier. Luego, hubo un rediseño de Stephen Sauvestre. Finalmente fue el ingeniero francés Gustave Eiffel quien se encargaría de construirla.

La torre se ubica en el extremo del Campo de Marte, a la orilla del río Sena. Su silueta de hierro provocó las críticas de figuras renombradas en el mundo del arte. En cuanto se iniciaron las obras de la Torre Eiffel, varios artistas y escritores firmaron una protesta contra Monsieur Eiffel. Se decía que la belleza intacta de París estaba en riesgo por la abominable e inútil Torre Eiffel. En total, cuarenta firmas y algunas otras movilizaciones de escritores en varias revistas complicaron la construcción de la torre, aunque no la detuvieron.

Al final, pesó más el contrato firmado por el gobierno con Eiffel. Luego de construirse, se le agregó una antena de radio en la punta de la torre y el gobierno francés decidió mantenerla aun después de la Feria.

Todos sabemos lo que pasó después. La “abominación inútil de acero” se volvió el monumento más importante de toda Francia, al punto de que hoy es el monumento de pago más visitado del mundo.

¿Se imaginan qué pensarían aquellos críticos si hoy vieran los enormes edificios que se alzan en las ciudades del mundo? Quizá la única solución que encontrarían sería irse a vivir a Washington. Allí, desde 1899, existe la Ley de Altura de Edificios, la cual limita la altura de las construcciones a no más de seis metros por encima del ancho de la calle en la que se encuentren. La altura máxima de los edificios es de 46 metros. Todo ello para que los paisajes históricos del Distrito de Columbia no sean opacados.

¿Necesitamos una ley así en la CDMX?

¡Atrévete a saber! Sapere aude!

@hzagal

(Héctor Zagal y Oscar Sakaguchi, coautores de este artículo, conducen el programa de radio “El Banquete del Dr. Zagal” en MVS 102.5 todos miércoles a las 22:00 y los sábados a las 17:00)