En una segunda vuelta un poco menos cerrada que la primera, Recep Tayyip Erdogan consiguió la mayoría y, con ello, otros cinco años al frente del gobierno turco. Mientras Erdogan es visto como un líder conservador y Kilicdaroglu como la opción secular, un tema controversial durante las campañas y, especialmente después de no conseguir un ganador en la primera ronda, fue el apoyo dividido de líderes ultra nacionalistas a ambos candidatos y el uso de la retórica anti refugiados en las campañas.
El 28 de mayo fue la segunda vuelta de la votación presidencial en Türkiye, después de que en la primera vuelta ninguno de los dos candidatos principales consiguió llegar al 50% necesario para considerarlo una victoria. Los resultados fueron: 49.5% para Erdogan, 44.9% para Kilicdaroglu y 5.2% para Ogan, respaldado por Ozag, a quien mencionaremos más adelante.
Sinan Ogan de la Alianza Ancestral, un partido ultra conservador, quiso inclinar la balanza en favor de Erdogan para la segunda vuelta pensando en que ese 5.2% que él había obtenido en la primera vuelta podría hacer la diferencia para que éste ganara el 28 de mayo. No así el otro líder ultra conservador y nacionalista, Umit Ozdag, quien había apoyado la candidatura de Ogan y optó por favorecer a Kilicdaroglu. Ozdag es conocido por inflar las cifras de refugiados sirios en Türkiye y su discurso anti refugiados.
Sin embargo, tal como lo mostraron las votaciones, si bien la ciudadanía turca está dividida, aún tiene más confianza en Erdogan. En la segunda vuelta hubo una tasa de participación del 84.15%, es decir, hubo más de 64 millones de votantes, y los resultados le dieron a Erdogan la victoria, quien consiguió 52.18% de los votos, mientras que Kemal Kilicdaroglu de la Alianza Nacional consiguió 47.82%.
Pero ¿cuáles fueron las promesas de campaña de los candidatos?
Erdogan, ha sido duramente criticado por el manejo de la economía del país, por lo que, entre sus promesas de campaña, dijo que bajaría la inflación a “un dígito”. La inflación en el país en abril y mayo 2023 fue de 43.7% y 39.6% respectivamente, pero llegó incluso a 85.5% en octubre 2022. También, para aliviar la economía, prometió que los hogares tendrían gas natural gratis durante un año.
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Otro tema delicado que restó popularidad a Erdogan en los últimos meses fue la respuesta a la emergencia tras el terremoto, por lo que una de sus promesas fue recuperar las ciudades afectadas por el terremoto y construir 650 mil departamentos para las personas sobrevivientes. Sin embargo, la opinión de los sobrevivientes del terremoto se encuentra dividida dependiendo de su experiencia tras el terremoto.
Ahora bien, en términos de política exterior, presumió que seguiría en el proceso de normalización de relaciones con Israel, Egipto, Arabia Saudita e incluso Siria, quien, como se mencionó en otra entrada, regresó recientemente a la Liga Árabe. Estas normalizaciones con países antagónicos, es una muestra de su interés por mantenerse cerca de Rusia y de Occidente al mismo tiempo.
Aunque Erdogan en 2016 había dicho que los sirios podrían adquirir la ciudadanía turca, para las elecciones dijo que buscaría repatriar de manera voluntaria a un millón a través de un proyecto inmobiliario financiado por Catar en el que se construirán 240 mil unidades habitacionales en el norte de Siria.
Por su parte, Kemal Kilcdaroglu, tras perder en la primera vuelta adoptó una postura mucho más violenta contra los refugiados sirios para captar los votos de los nacionalistas, en sus discursos acusaba a Erdogan de no haber cuidado el honor y las fronteras del país y, de referirse a 3.6 millones de refugiados, de pronto comenzó una narrativa sobre tener 10 millones de refugiados en el país. Así, su principal propuesta fue deportar a millones de sirios, hecho que va en contra del principio de no-devolución (non-refoulement) del derecho internacional que protege a los refugiados. En las calles se veían letreros con la foto del candidato y una leyenda en la que se leía “los sirios se irán”. Por supuesto, este hecho está íntimamente ligado con el apoyo que ofreció el ultra nacionalista Ozdag en favor de Kilicdaroglu.
Otras de sus propuestas de campaña fueron construir viviendas gratis para los sobrevivientes del terremoto, adoptar políticas económicas más conservadoras y reducir la inflación, así como acercar las relaciones de Türkiye con Occidente.
Ahora bien, pese a que medios Occidentales dijeron tras la victoria de Erdogan que “durante los próximos cinco años, Türkiye, Europa y el resto del mundo tendrán que lidiar con un populista irritable y autoritario” y lo refieren como el líder conservador y a Kilicdaroglu como el líder secular, la realidad es que ambos líderes mostraron posiciones nacionalistas y tuvieron el apoyo de facciones de ultra derecha.
Aun así, tras anunciarse ganador a Erdogan, los mandatarios de Rusia, Ucrania, Estados Unidos, Francia, Brasil, Afganistán, Argelia, Armenia, Azerbaiyán, Hungría, Alemania, Irán, Israel, Palestina, así como la Comisión Europea y la ONU, entre otros, lo felicitaron por su victoria; incluso, Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, asistió a la ceremonia de toma de posesión de Erdogan, lo que demuestra que este controvertido líder ha logrado posicionar a Türkiye como un eje capaz de mantener relaciones y cooperar con países antagónicos.