CARLOS III

¿Reyes sin corona?

En la práctica, las monarquías europeas son repúblicas donde los tres poderes están divididos y funcionan como contrapesos.

Coronación de el Rey Carlos III y su esposa, Camila.
Coronación de el Rey Carlos III y su esposa, Camila. Créditos: EFE
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Como soy un poco cursi, ayer me desvelé viendo la coronación de Carlos III. No es que haya sido un evento que me quitó el sueño, pero ya habíamos prometido en El banquete del Dr. Zagal que haríamos un programa al respecto.

Llama mucho la atención el enorme gasto en la ceremonia. La verdad ni mis ingresos ni mis impuestos (gracias al cielo) se destinan a la Corona y, por lo mismo, no me importa el costo, sino que simplemente disfruto. Le corresponde a quienes mantienen a la familia real reflexionar si vale la pena seguir financiando esta ceremonia, especialmente ahora que Reino Unido está pasando por una severa crisis de inflación. 

Entiendo también que la Corona es un gran atractivo turístico y, para muchos británicos, sigue siendo todo un símbolo; basta mirar las multitudes de espectadores. 

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Por supuesto, no todos tienen la misma opinión al respecto. Pensemos en los católicos que viven en Irlanda del norte o en muchos escoceses, como los hinchas del Celtic que se burlaron la coronación del rey Carlos el pasado domingo. “¡Métete tu corona por el…!”, gritaba la afición en un partido.

Me llama la atención, sin embargo, que algunos de los que cuestionan el anacronismo de esta ceremonia y de otras monarquías europeas no se ponen a mirar lo más evidente: las verdaderas monarquías absolutas. Omán, Arabia Saudí, Qatar; en esos casos los reyes son figuras autoritarias que gobiernan a costa de muchos derechos fundamentales. ¿Por qué callan esas buenas conciencias? 

Es escandaloso, además, que tampoco se mire hacia países autocráticos como China, donde el Estado tiene un poder prácticamente absoluto. Asuntos tan personales y privados como la decisión de cuántos hijos tener no son tomados por los ciudadanos sino por el Estado. Apenas hace unos años, China modificó su política de natalidad y dejó tener 3 hijos por pareja.

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Yo soy republicano y, como tal, creo que no jamás debemos idolatrar a ningún ser humano, mucho menos si es gobernante. Al poder hay que contenerlo, especialmente a través de la crítica. Ningún gobernante es Dios en la tierra. Pocas cosas hay tan peligrosas para la vida política como endiosar a un político. La crítica hacia la autoridad no sólo es un derecho ciudadano, es un deber. Los reyes sin corona son muy peligrosos. 

Las monarquías europeas sobrevivieron porque se convirtieron en símbolos. Sólo son eso: símbolos, decoración. En la práctica, las monarquías europeas son repúblicas donde los tres poderes están divididos y funcionan como contrapesos. Al final, los pilares de la vida republicana son el voto ciudadano y la división de poderes. Cuando uno de los tres poderes se subordina al otro y deja de cumplir su función específica, estamos ante el nacimiento de una autocracia, una monarquía sin corona

¡Atrévete a saber! Sapere aude!