Soy chilango y disfruto de la torta de tamal con atole de fresa... Pero no es eso de lo que quiero hablarles hoy, sino de mi experiencia con las motocicletas en la CDMX. Les cuento. Para ir y venir al trabajo, paso frente a una escuela primara en la colonia Molino de las Rosas, allá por la alcaldía Álvaro Obregón. Y recurrentemente veo a una mujer, supongo que es la madre, que recoge a su hijo en motocicleta. Ninguno de los dos lleva casco… Poco antes de llegar a la universidad, me toca el alto en avenida Patriotismo y la calle Goya en Mixcoac. Es un semáforo casi peatonal, pues Goya es una calle pequeña. Todos los días veo cómo los motociclistas se saltan impunemente el rojo y acosan –esa es la palabra—a los ingenuos peatones que suponen que los motociclistas los van a respetar. ¿Será que mi percepción sobre los motociclistas es sesgada y subjetiva?
Manejar una motocicleta es peligroso. En la mayoría de los seguros de vida, si conduces habitualmente una, el costo aumenta. El riesgo de accidentarse es mayor. Hace muchos años, pensé en manejar una motoneta, pero un viejo y querido profesor me convenció con un argumento: “En la motocicleta, tú eres la carrocería”.
Este hecho empírico –el mayor riesgo— debería hacer que los motociclistas fuesen mucho más precavidos pero, la impresión que tengo, al menos en la CDMX, es todo lo contrario. Basta ver con qué frecuencia los motociclistas violan el límite de velocidad en la carretera México-Cuernavaca, cómo se saltan los semáforos o cómo se meten entre los automóviles, como si fuesen capaces de calcular milímetros y microsegundos.
Te podría interesar
Me he topado con motociclistas que invaden la ciclovía y con otros que, cuando tú estás parado en medio del tráfico, te rompen el retrovisor porque se quieren meter por todos lados. Por supuesto, esto es una generalización. No todos rompen las reglas. También he conocido con motociclistas que son extraordinariamente cuidadosos.
En una ciudad como chilangolandia, la motocicleta tiene ventajas. Es un transporte mucho más eficiente para mover a una persona o para entregar un pedido. Sin embargo, lo que estamos viendo en las calles es un desorden, en buena medida, derivado de la falta de aplicación de los reglamentos. ¿Cómo es posible que miles, quizá millones de motociclistas hagan lo que se les pegue la gana poniendo en peligro su vida y la de nosotros? ¿Te imaginas lo que te sucedería si chocas con un motociclista que se pasó un alto? ¿Cuánto tiempo en la cárcel, dolor y dinero te costaría demostrar que el motociclista fue un suicida? Si eres conductor responsable, la imprudencia de un motociclista te puede arruinar la vida. Así de claro.
Te podría interesar
(Con todo, lo que sucede con algunos repartidores merece atención especial. Algunos conducen como locos porque quieren ganar más dinero. Es lógico, por así decirlo. En la medida en que más pedidos entreguen, mayores serán sus ganancias. Estamos frente a una situación que demanda mejores sueldos para que la gente no arriesgue su vida con tal de ganar unos pesos más. Yo, por lo pronto, les doy buena propina. Aquí hay un problema de justicia social. Nadie debe arriesgar su vida por unos pesos. Aun así, creo que los repartidores se equivocan en su cálculo. ¿Vale la pena el riesgo por unos minutos? ¿Cuánto más podrá ganar un repartidor que incumple sistemáticamente el reglamento de tránsito?).
Como dije, en principio, es mi impresión. Pero veamos los datos duros.
Según el Reporte Trimestral de Hechos de Tránsito que levanta la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México, de enero a marzo de 2023, los motociclistas lideran el número de fallecidos y lesionados por incidentes viales. Y hay más autos que motos...
De los 91 fallecidos que hubo, 33 fueron motociclistas, 32 peatones, 14 pasajeros, 7 conductores y 5 ciclistas. El número de motociclistas bajó en comparación al último trimestre de 2022, cuando se registraron 63 muertes. Sin embargo, desde hace un año éstos siguen encabezando las cifras de defunciones.
Por otro lado, se reportó un total de 8,327 personas lesionadas. De ellas, 3,829 fueron motociclistas. Esto quiere decir que, por cada 10 lesionados que hubo durante ese periodo, casi cinco fueron personas que viajaban en moto y sufrieron atropellamientos, choques, derrapes o volcaduras. ¿Creen ustedes que esos motociclistas fueron víctimas o fueron imprudentes?
Con base en los últimos datos que proporciona la Secretaría de Seguridad Ciudadana, sabemos que, de enero a abril de este año, por lo menos el 59% de los incidentes viales estuvieron relacionados con motocicletas. ¿Se dan cuenta?
Me temo que hay un fuerte elemento de inconsciencia. La motocicleta te empodera: viajas velozmente. Es como el caballo de nuestros tiempos. Nos hace sentir fuertes, poderosos, imparables. Adrenalina. Se puede desafiar a la autoridad. ¿Cada cuándo, amigos de CDMX, ven a un policía de tránsito deteniendo a un motociclista?
La adrenalina, la adicción a la velocidad y el poder invaden a muchos motociclistas. Son prepotentes y arrogantes (generalizo). Merecen una reflexión psicoanalítica. Seré duro e impertinente. Pareciera que, no pudiendo superar sus circunstancias personales, liberaran su impotencia a través de la motocicleta acosando a peatones, ciclistas, automovilistas y, sobre todo, a la autoridad.
A veces, los seres humanos pensamos únicamente en el presente. Ya los filósofos antiguos advertían el riesgo de ello: quien vive así terminará hipotecando su futuro. Pero el daño de un accidente vial no sólo afecta al motociclista. También les arruina la vida a terceros, a sus familias o a la propia familia de quien conduce la motocicleta.
Por lo pronto, he decidido votar por aquellos candidatos en la CDMX que se comprometan a aplicar el reglamento de tránsito a los motociclistas. ¿Se imaginan la cantidad de ingresos que CDMX podría recibir levantando multas a los motociclistas que infringen el reglamento de tránsito? ¿Es este un problema exclusivo de la CDMX?
Oigan, ¿y se esta semana me mandan a mi Twitter fotografías con placas de motociclistas que ponen el peligro a otros? Veamos si sirve de algo. Eso sí, saquen las fotos respetando las normas de reglamento de tránsito… Y etiqueten, por favor, a las autoridades de la CDMX. En una de esas, y conseguimos, entre todos, mejorar la convivencia vial en la capital del país o en otras ciudades.
(P. D. Les debo un artículo sobre la arrogancia y prepotencia de quienes manejamos automóvil).
¡Atrévete a saber! Sapere aude!
(Óscar Sakaguchi y Héctor Zagal, coautores de este artículo, son conductores del programa de radio “El Banquete del Dr. Zagal” en MVS 102.5)