OPINIÓN HÉCTOR ZAGAL

Diccionario de muertos

La muerte despierta todo tipo de emociones e ideas y cuando hablamos de ella llegan diversas palabras que usamos como referencia, pero realmente ¿sabemos su significado?

¿Qué pasa después de la muerte?
¿Qué pasa después de la muerte? Créditos: Pixabay
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Hablar sobre la muerte despierta todo tipo de emociones e ideas. ¿Qué pasa después de la muerte? ¿Algo de nosotros permanece? ¿A dónde vamos? ¿Tiene sentido hablar de tiempo y espacio cuando la vida se ha acabado? Lo que creamos que trae la muerte puede provocar angustia, pero también consuelo. Quienes nos quedamos, sólo podemos imaginar qué ocurre después de que los párpados caen para no levantarse más. Imaginamos, pero no nos quedamos sólo con visiones, también creamos espacios y tiempos de muerte, de llanto, de honra, de recuerdo. Y no sólo eso, cantamos la muerte.

Las misas por los difuntos son llamadas réquiems (descanso, en latín). Se conocen así porque la liturgia romana por los difuntos reza así: Requiem aeternam dona eis, Domine (“Dales, Señor, el eterno descanso”). Antiguamente, durante la misa de difuntos se recitaba el “Dies irae”. ¿Lo conocen? Es un himno latino del siglo XIII que habla del día del Juicio Final. El himno habla del día de la ira, del día en que todo se convertirá en cenizas, el día en que la Naturaleza y la muerte se asombraran de que todo lo creado resucite para responder ante su Juez. Fuerte, ¿no? A lo largo de la historia, el texto de este himno ha sido retomado por varios músicos que le han cambiado la melodía. Ni se imaginan cuántos réquiems hay. Algunos músicos y historiadores calculan que han existido alrededor de 2 mil réquiems con la misma letra, pero distinta música. Una de las versiones más famosas es la de Mozart, del siglo XVIII. ¿Les suena “Lacrymosa” de Evanescence? Es una variación de Mozart. Otro Requién particularmente famosos es el de Verdi, del siglo XIX

En algunos lugares, el “Dies irae” ha sido despojado de su sentido religioso. La idea del Juicio Final ha quedado atrás para representar, únicamente, la muerte y lo macabro. Este es el caso de la “Sinfonía fantástica” de Berlioz. Esta melodía está detrás de cientos de películas. Los animamos a buscarla. ¿Recuerdan el tema sonoro inicial de “El Resplandor” (1980)? Esas notas no anuncian otra cosa más que muerte, muerte y más muerte. ¿Y que me dicen del “Dies Irea” de Mago de Oz?

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Pero, ¿qué de los espacios de muerte? ¿Qué significa la palabra cementerio? Viene del latín “coementerium”, que a su vez viene del griego “koimeterion,” derivado de “koimao”¸que significa poner en lecho, encamar, acostar. El cementerio, pues, es el lugar de reposo. Si ha sido bendecido, de le conoce como camposanto. ¿Y los panteones? La palabra panteón viene del griego pan, que significa todo, y théos, que significa dios. Así visto, el panteón es el templo dedicado a los dioses. El panteón por excelencia es el actual templo de Santa Maria della Rotonda, en Roma. Lo que más destaca de este templo es su cúpula abierta. Poco a poco, el nombre de panteón se reservó para la bóveda de hechura redonda en cuyo derredor hay nichos con sus urnas donde descansan los restos mortuorios de reyes, príncipes y algunos miembros de familias acomodadas. Así, los panteones se alejaron de la idea de casa de los dioses para acercarse a la de cementerio.

Seguro han escuchado hablar del mausoleo; una obra magnífica y suntuosa levantada del suelo para honrar y mantener la memoria de la persona cuyo cadáver descansa allí. La palabra viene del latín mausoleum, que es como los latinos nombraron al sepulcro de Mausolo (¿?-353 a.C.), rey de Caria (antigua región histórica situada al sudoeste de la actual Turquía), mandado erigir por su mujer Artemisa, en Halicarnaso (actual Bodrum, Turquía). Esta fue una de las siete maravillas de la Antigüedad.

Ahora, los tiempos. El luto viene del latín “luctus”, que significa dolor, aflicción, lamentación, pena. Este tiempo de dolor transcurre durante el funeral, del latín “funus”, que refiere a una procesión de ritos funerarios que, usualmente, concluían con la cremación del cadáver. Algunos relacionan el origen de la palabra funeral con las “funes”, es decir, antorchas de junco o papiro y cera que iban encendidas durante las exequias, y que servían para encender la pira. Si no hay cremación, por lo general se realiza un sepelio, del verbo latino “sepelire”, que significa enterrar.

Mañana, 19 de septiembre, se llevarán a cabo las exequias de Isabel II. La palabra exequias viene del verbo latino “exaequor”, que quiere decir seguir, acompañar. Las exequias se refieren al cortejo fúnebre que, entre los antiguos romanos, acompañaba al cadáver hacia el lugar donde sería cremado o enterrado.

Un dato más. ¿Saben quién descansa en un cenotafio? Nadie. Los cenotafios son monumentos funerarios donde no hay cadáver ni restos mortales del personaje a quien se le dedica. La palabra proviene del griego “kenós”, que significa vacío, y “táphos,” que significa tumba.

Sapere aude! ¡Atrévete a saber!

(Héctor Zagal y Karla Aguilar, coatuores de este artículo, conducen el program de radio “El Banquete del Dr. Zagal”)

@hzagal.   @karlapaola­_ab