La Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022 está a solo unos meses de distancia. El pequeño país del Golfo Pérsico que será anfitrión de uno de los eventos deportivos más esperados del mundo se prepara para hacer historia al organizar no solo su primera Copa Mundial de la FIFA, sino la primera que se celebrará en Medio Oriente.
Qatar 2022 promete ser una “Copa como ninguna otra”, para lo cual ha requerido del trabajo de miles de migrantes; no obstante, en estos 12 años de preparativos, muchos de estos trabajadores migrantes han muerto y otros más sufren las consecuencias de un sistema de leyes que no protege los derechos básicos de los trabajadores. Ante ello, organizaciones internacionales de derechos humanos exigen que la FIFA pague una indemnización económica a los familiares de los trabajadores.
Recientemente ha circulado un correo de la organización internacional Human Rights Watch con una petición e información con la que instan a que la FIFA pague indemnizaciones a los familiares de trabajadores lesionados o fallecidos en la construcción de la infraestructura para la Copa Mundial de Qatar que se llevará a cabo entre los meses de noviembre y diciembre de este año.
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La denuncia de numerosos abusos contra los trabajadores ha sido parte de las investigaciones de Human Rights Watch y de otras organizaciones como Amnistía Internacional durante varios años, quienes han documentado testimonios de familiares de trabajadores fallecidos que dicen que sus familiares pedían préstamos para pagar las cuotas de contratación y que ahora solo quedaron con una enorme deuda o, que tras el fallecimiento de sus seres queridos, no recibieron una explicación por parte de las empresas contratantes, ni siquiera una indemnización o el pago por los días trabajados.
Algo relevante, es que la fuerza laboral empleada en Qatar para cumplir con los estándares de infraestructura requeridos por la FIFA para acoger la Copa Mundial está constituida en un 95% por inmigrantes que, hasta antes de septiembre de 2021 –cuando Qatar hizo varias reformas a sus leyes laborales relacionadas con trabajadores migrantes— estaban obligados a pedir permiso a sus contratantes para cambiar de trabajo y, hasta 2020, requerían de permiso de sus contratantes para dejar el país ya que, de dejar el sitio de trabajo sin permiso, así fuese por causas de abuso, los trabajadores migrantes se enfrentaban a ser deportados e incluso encarcelados.
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Aun así, para construir la infraestructura necesaria para la Copa Mundial, miles de trabajadores migrantes han muerto o han sufrido lesiones graves. Sin embargo, los abusos no son nuevos, pues desde que se adjudicó la Copa Mundial de 2022 a Qatar en el año 2010, es decir, hace 12 años, los trabajadores inmigrantes han sido víctimas de múltiples abusos como el cobro de cuotas para postularse a los trabajos, robo de salarios, malas condiciones de vivienda y trabajo forzoso.
Este sistema de abusos bajo el que se encuentran los trabajadores en Qatar se conoce como kafala –que se traduce como “patrocinio”— y no solamente opera en este país, también existe en Líbano, Jordania y todos los países árabes del Golfo con excepción de Irak. Con este marco legal se define la relación entre los trabajadores migrantes y sus empleadores y, así, éstos últimos controlan casi por completo el empleo y el estatus migratorio de los trabajadores migrantes. El sistema de kafala ha mostrado fuertes rasgos de discriminación racial y violencia de género.
El sistema de kafala aplica para todo tipo de trabajadores migrantes e, inicialmente, éste pretendía ser un mecanismo para cuidar de los trabajadores, ya que, desde la década de los cincuenta, los nuevos países petroleros del Golfo requerían de mano de obra para trabajar en proyectos de infraestructura a gran escala. Sin embargo, con poblaciones relativamente pequeñas y ambiciones grandes, había un déficit de trabajadores que, desde entonces, se ha cubierto con migrantes.
Durante las primeras dos décadas los trabajadores provenían principalmente de otros países árabes, pero, a partir de la década de los setenta, las monarquías petroleras prefirieron contratar a personas del sur de Asia y de África para hacer los trabajos que los locales no deseaban. Las condiciones laborales de este sistema son tan abusivas que ha sido catalogado como una forma de “esclavitud moderna”.
Cabe señalar que las historias de abusos hacia trabajadores nacionales y migrantes no son exclusivas de esta Copa Mundial ni del sistema de kafala que opera en estos países árabes (aunque probablemente si el caso más documentado) y, mientras la FIFA tiene estrictos lineamientos sobre la cantidad y capacidad que deben de tener los estadios, el tipo de hoteles (de alto nivel) que debe de haber para hospedar a los equipos y a la delegación de la FIFA y hasta el tipo de material que debe de tener la superficie de juego en caso de ser artificial, parece que la FIFA no evalúa que los países que solicitan ser sede de este multitudinario y multimillonario evento tengan leyes adecuadas que aseguren la protección de los derechos de los trabajadores que participan en el proceso de construcción de la infraestructura para las Copas Mundiales.
Qatar ha invertido $220 mil millones de dólares para ser la sede de la Copa este año, una cantidad exorbitante sobre todo comparado con los $14 mil millones que gastó Rusia para el Mundial pasado y los $4 mil millones que desembolsó Sudáfrica para la Copa Mundial del 2010. El fuerte gasto tiene que ver con que este país del Golfo no contaba con estadios ni con casi nada de la infraestructura requerida por la FIFA. Y, mientras Qatar quiere utilizar este evento como una pantalla para mostrar su riqueza, también está sirviendo para exponer el controversial sistema de kafala.
La FIFA no solo debe de pagar una indemnización económica calculada en $440 millones de dólares por las muertes, el robo de salarios y otros daños causados a los trabajadores migrantes en Qatar, debe de mostrar un compromiso que evite que los abusos sigan ocurriendo en el futuro e incluir, entre sus estrictos lineamientos de estadios, hoteles y pasto sintético, un apartado que haga que los países sede garanticen condiciones laborales adecuadas a las personas que hacen posible el jogo bonito, sin importar si son trabajadores nacionales o extranjeros.
Finalmente, cabe señalar que para la Copa Mundial 2026 los países sede serán Estados Unidos, Canadá y México. En nuestro país ya iniciaron los preparativos y, el presidente Andrés Manuel López Obrador, acompañado del presidente de Grupo Televisa, Emilio Azcárraga; el presidente de la Federación Mexicana de Fútbol, Yon de Luisa y el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, recibieron en Palacio Nacional a Gianni Infantino, presidente de la FIFA en abril de este año. Las ciudades seleccionadas fueron Guadalajara, Monterrey y Ciudad de México y, aunque estas ciudades ya cuentan con infraestructura considerable, además de una gran cantidad de mano de obra nacional, habrá que estar atentos…
Si bien no es suficiente una compensación económica para “remediar” los abusos y mucho menos la muerte de los trabajadores migrantes en Catar, si así lo deseas, puedes firmar esta petición para que la FIFA indemnice a los familiares de los trabajadores que han construido todo lo necesario para la Copa Mundial.
~ Jeziret Gallardo
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