Turquía, o como ahora se llama oficialmente en idiomas extranjeros: Türkiye, es un país que está dando mucho de qué hablar. Desde su cambio de nombre oficializado a inicios de junio, su papel en la OTAN que influye en el marco de la actual guerra en Ucrania y hasta el reciente comunicado del Ministro de Relaciones Exteriores de Israel en el que insta a ciudadanos israelíes a abandonar Türkiye lo antes posible, en la nota de hoy hacemos un resumen de qué está sucediendo en este país del Medio Oriente y por qué en sus lazos con la UE se palpa un resquemor.
Türkiye se localiza entre Europa y Asia y, desde que Atatürk lo consolidó como un Estado nación moderno en 1923, ha buscado acercarse a Occidente y hacer parte de todas las organizaciones europeas. Para ello, copió sus modelos y nació como un país secular, hizo algunas modificaciones a su Código Civil que le hicieran lucir como un país occidental moderno y realizó cambios que le permitieran tomar distancia del Medio Oriente, como reemplazar el alfabeto árabe por una forma modificada del abecedario latino o adoptar el calendario gregoriano.
Türkiye, debido a su ubicación geoestratégica ha logrado conformar parte de una de las alianzas militares intergubernamentales más importantes del mundo: la OTAN, ya que incluso, desde el tiempo de las cruzadas, este territorio ha sido importante para la seguridad y estabilidad europea; sin embargo, no ha logrado lo que por años ha buscado y que parece que de a poco se cansa de buscar: ser parte de la Unión Europea.
De hecho, la adhesión de Türkiye a la UE es un tema ampliamente discutido aunque nada nuevo y, aunque desde 1949 se alineó con Occidente al ingresar al Consejo de Europa y a otras organizaciones europeas, existen varios obstáculos políticos, económicos, demográficos, culturales y religiosos que han entorpecido este último paso para los turcos, ya que, para empezar, el 97% del territorio turco se encuentra en el continente asiático y, además, para la Unión Europea seguramente es un tema controvertido que pese a que Türkiye es un Estado laico, el gobierno siga supervisando a todas las instituciones islámicas y que más del 95% de su población sea musulmana. Esto, además de temas políticos con el norte de Chipre y una larga lista de demandas europeas, hacen que el ingreso de Türkiye a la UE no termine de divisarse en el horizonte.
Pese a estas situaciones, Europa no dudó en incorporar a Türkiye a la OTAN desde 1952, con lo cual se cumplieron ya 70 años de esta alianza política y militar. Con 30 miembros, la mayor parte de ellos europeos, Türkiye ha hecho de esta Alianza su piedra angular en cuanto a política de defensa y seguridad se refiere, mientras que para Europa fue un movimiento estratégico que le ayudó a reforzar su seguridad en la zona sureste del continente y a frenar la expansión comunista durante la Guerra Fría.
Sin embargo, Türkiye, echando mano de su participación en esta Alianza, a mediados de mayo manifestó su negativa a la propuesta de hacer miembros de la OTAN a Suecia y Finlandia, convirtiéndose así en el único país miembro de esta organización que votó en contra de estas adhesiones que tienen como propósito redoblar los esfuerzos para combatir a Rusia en el marco de la actual guerra en Ucrania.
En este sentido, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dará a conocer sus argumentos para esta negativa el próximo 28 de junio, previo a la Cumbre de la OTAN que se celebrará el 29 y 30 de junio en Madrid. Aunque, de antemano, se sabe que los argumentos están relacionados con sus preocupaciones sobre el grupo PKK considerado como una organización terrorista por diversos países y por la misma OTAN.
Valdría la pena escribir otro artículo sobre esta organización que tiene que ver con la minoría kurda en Türkiye que ha sido reprimida por décadas, pero por ahora solo se mencionará que las molestias de Erdogan tienen que ver con el apoyo que tanto Suecia como Finlandia han dado a algunas ramas de la PKK pese a que también lo tienen en su lista de organizaciones terroristas –no así a estas otras ramas que han ayudado incluso a combatir a ISIS—.
Por otra parte, Türkiye volvió a ser noticia esta semana cuando Yair Lapid, Ministro de Relaciones Exteriores de Israel, lanzó un comunicado en el que solicita a sus connacionales abandonar Türkiye lo antes posible y evitar viajes hacia este país debido a que Irán señala al gobierno israelí como el autor del asesinato del coronel de la Guardia Revolucionaria iraní Sayyad Khodaei ocurrido a finales de mayo y aseguró que tomará represalias. Más preocupante fue que, de acuerdo con The New York Times, un oficial de la inteligencia israelí informó a agentes estadounidenses que ellos estaban detrás del asesinato del coronel Khodaei. Con esto, Türkiye queda en medio de un largo conflicto entre Irán e Israel, detrás del cual, por supuesto, están los EE. UU., es decir, entre Oriente y Occidente.
La Unión Europea y el bloque occidental han sido inteligentes para mantener a Türkiye lo suficientemente cerca como para que sea un aliado que les ayude a asegurar sus fronteras y para mantener a los refugiados y migrantes a raya, pero no tanto como para aceptarles en la Unión Europea. Mientras, Türkiye se cansa del juego de Occidente y, recientemente, el presidente turco declaró que “no se puede confiar en las políticas de Occidente”. Parece que para Türkiye, su ubicación geográfica ha sido ambas cosas: una bendición y una maldición, pero le toca jugar sus cartas para decidir qué tan cerca quiere seguir o no estando de la Unión Europea y de Occidente.