Actualmente asociamos la palabra ‘revolución’ con cambios drásticos que muchas veces involucran incertidumbre y violencia armada. Sin embargo, esta idea de revolución es más o menos reciente, al menos para quienes vivimos en el siglo XXI. La idea de una revolución sangrienta y caótica tiene como paradigma la Revolución francesa (1789-1799). Fue hasta entonces que la idea de revolución comprendía la destrucción de un orden anterior por considerarlo despreciable, indigno y abusivo.
En un primer momento, la idea de revolución estaba relacionada con el movimiento de los astros. Hacia finales del siglo XIV, se hablaba de esferas celestes que rotaban y giraban describiendo trayectorias circulares. Una esfera celeste se movía para volver a su punto inicial. Visto así, la idea de revolución poco tiene que ver con un cambio radical y violento. Más adelante, en el siglo XV, el término pasó de describir el ámbito celeste a describir el ámbito humano. Esto en un contexto en el que se pensaba que los movimientos de los astros tenían injerencia en la vida del ser humano. Así, las revoluciones de ciertas esferas celestes podían implicar giros o cambios en el curso de la vida humana, tanto para bien como para mal.
¿Cuándo la idea de ‘revolución’ adquirió un tono político? Sería hasta el siglo XVII, durante la Revolución Gloriosa de Inglaterra (1688). El uso político de la palabra revolución se usaría para describir la deposición de Jacobo II, último monarca católico, a favor de María II y Guillermo de Orange. Esta revolución política, sin embargo, no tenía como objetivo destruir un orden establecido y construir uno nuevo, sino restaurar un orden anterior. Es decir, se hizo una revolución para deshacerse de la situación presente a favor de un estado previo considerado mejor. Aunque la Revolución francesa y la Revolución Gloriosa son revoluciones, se distinguen una de la otra por su objetivo: la primera quiere destruir una estructura que considera indeseable y la segunda, recuperar la gloria de una época anterior.
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¿Qué pretendía la Revolución mexicana? La Revolución mexicana fue un movimiento armado que, principalmente, pretendía, por un lado, la instauración de un orden auténticamente democrático y, por otro, frenar la desigualdad a través de la justa distribución de las tierras y la riqueza. Algo interesante es que las ideas de distribución de las tierras, especialmente las de Emiliano Zapata, parecían estar más relacionadas con un tipo de propiedad comunal que operó durante la Nueva España. ¿El objetivo revolucionario zapatista era más afín a una revolución restauradora? ¿Qué opinan? En realidad, fueron las leyes de Reforma liberales las que desmantelaron la propiedad comunal de la tierra.
Lejos de los cambios políticos que se dieron, les platicamos unas curiosidades monetarias. Durante los años de lucha, ¿qué pasaba con la economía del país? Después del asesinato de Madero y el ascenso del usurpador Victoriano Huerta, la situación económica de México fue caótica. Huerta recurrió a la incautación de los bancos y se hizo del respaldo metálico de los billetes entonces en circulación. Además, ordenó emitir grandes cantidades de billetes. Así, sin respaldo, el sistema bancario decayó rápidamente.
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De 1913 a 1915, aproximadamente, varios líderes revolucionarios emitieron sus propios billetes. A estos billetes se les conoce como bilimbiques. El nombre parece haber surgido de la contracción y mala pronunciación del nombre William Weeks, quien pagaba a los trabajadores de mina Green, en Cananea, con unos vales intercambiables por bienes de consumo. Estos billetes sólo tenían valor dentro de la jurisdicción de la facción revolucionaria que los emitía. También hubo monedas y cartones que funcionaban como medio de intercambio. Una moneda conocida como “Tlaco de Hacienda” fue fabricada con aluminio. Otra, la de Francisco Villa, acuñada en Cuencamé, Durango, rezaba un firme “Muera Huerta”. La moneda de Emiliano Zapata era fabricada de plata y rezaba “Reforma, libertad, justicia y ley”. En ella se observaban dos montañas, un volcán humeante en el centro y un sol con rostro humano. Por ser de plata, era más sólida.
En 1916 se intentó remediar el problema monetario con la emisión de un papel moneda único y a prueba de falsificaciones. Estos nuevos billetes corrieron a cargo de la American Bank Note Company de Nueva York y fueron conocidos como los “infalsificables”. Su existencia duró menos de un año debido a su pronta devaluación. En 1917 se promulgó la nueva Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, donde se estipulaba que la emisión de papel moneda correspondía a un solo banco bajo control gubernamental.
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@hzagal
@karlapaola_ab
Héctor Zagal y Karla Aguilar, coautores de este artículo, conducen el programa de radio “El Banquete del Dr. Zagal”