Las intensas lluvias que azotaron la zona sur de Monterrey provocaron una jornada de emergencia: un bebé de siete meses lesionado de gravedad, viviendas inundadas, avenidas colapsadas y arroyos desbordados que pusieron en riesgo a decenas de familias.
El hecho más delicado ocurrió en la Colonia Privada Catujanes, donde la fuerza del agua acumulada venció la barda de una vivienda, provocando que colapsara.
En ese momento, un bebé que estaba en brazos de su madre en la planta baja del domicilio se resbaló y sufrió lesiones de consideración.
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El menor fue trasladado a un hospital privado del sur de la ciudad, donde permanece en cuidados intensivos, grave pero estable.
De acuerdo con testimonios de vecinos, la acumulación de agua se originó por la saturación del drenaje pluvial de una calle cercana, lo que elevó el nivel del agua a más de metro y medio de altura y debilitó la estructura.
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Además de esta vivienda, otras cinco casas sufrieron afectaciones, con pérdida de muebles y aparatos.
Protección Civil del Estado y personal de Servicios Públicos de Monterrey acudieron al lugar para atender a los lesionados, apoyar en labores de limpieza y reducir riesgos.
Las lluvias también provocaron la crecida del Arroyo Calabozo, en La Estanzuela, una zona identificada por vecinos como “zona de muerte”, tras el trágico arrastre de dos personas ocurrido el pasado 10 de septiembre.
Esta vez, aunque no hubo víctimas mortales, la corriente superó el metro y medio frente a la Primaria Ignacio Arámbula, donde niños del turno vespertino tuvieron que ser resguardados.
“Se metió el agua hasta los primeros salones de la escuela, subió muy rápido, pero afortunadamente la lluvia se calmó”, relató Gerardo Aguillón, trabajador del plantel.
En esa misma área, los ocupantes de una camioneta fueron rescatados ante el riesgo de ser arrastrados por la corriente.
La situación se repitió en sectores como La Herradura y El Uro, donde múltiples vehículos quedaron varados debido a las inundaciones, generando caos vial y la movilización de equipos de auxilio.
Las autoridades mantienen el monitoreo en arroyos y calles propensas a inundaciones, mientras habitantes de la zona sur exigen soluciones permanentes al deficiente drenaje pluvial que cada tormenta convierte en un peligro latente.
