El cineasta José Manuel Cravioto lleva a la pantalla grande Autos, mota y rocanrol, una película que revive el espíritu del llamado “Woodstock mexicano”: el mítico festival de Avándaro celebrado en 1971, un evento que marcó un antes y un después en la historia musical y cultural de México.
Con un elenco encabezado por Alejandro Speitzer y Emiliano Zurita, la cinta propone un recorrido entre la nostalgia y la sátira, mostrando no solo el caos detrás de la organización del festival, sino también cómo aquel suceso se convirtió en una referencia generacional.
El filme se aleja del tono solemne que suele acompañar las reconstrucciones históricas y apuesta por un relato fresco, cargado de humor e irreverencia. La narrativa se centra en la perspectiva de los organizadores, quienes se ven atrapados entre la euforia juvenil, la censura y la improvisación que definieron a Avándaro como un fenómeno único en la cultura popular mexicana.
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La dirección de Cravioto consigue equilibrar el homenaje con la crítica, mostrando tanto el carácter libertario de los 70 como las contradicciones de un país que no estaba preparado para un estallido de contracultura de tal magnitud. La música, auténtico corazón del relato, funciona como detonante de emociones, evocando a la generación que vivió el festival y ofreciendo a los más jóvenes la oportunidad de descubrirlo en clave cinematográfica.
Aunque por momentos el guion cae en clichés y el ritmo se resiente en su segunda mitad, Autos, mota y rocanrol logra capturar la esencia de un episodio que sigue siendo mito y memoria. Una cinta que no solo reconstruye un concierto, sino también un estado de ánimo colectivo: el de una juventud que buscaba libertad a través de la música, el exceso y la rebeldía.
