La crisis del agua en Nuevo León ha dejado una huella imborrable en los últimos años, y un ejercicio realizado con inteligencia artificial proyecta un panorama inquietante sobre cómo podría verse Monterrey dentro de 50 años si no se logra superar el desabasto hídrico.
Las imágenes generadas muestran un primer cuadro de la ciudad gris, desértico y sin árboles en la Macroplaza, mientras que el Parque Fundidora aparece inexistente, como si hubiese desaparecido bajo los efectos de la sequía prolongada.
Estas representaciones digitales buscan generar conciencia sobre la magnitud del problema y el futuro que podrían enfrentar los regiomontanos de no atenderse la crisis.
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En 2022, el estado vivió la peor crisis hídrica en tres décadas, con las presas Cerro Prieto y La Boca en niveles críticos, al descender por debajo del 5 por ciento de su capacidad.
En ese periodo, la zona metropolitana apenas disponía de 13 mil 500 litros de agua por segundo, muy por debajo del consumo promedio de 16 mil 500 litros por segundo, lo que provocó cortes generalizados en el suministro.
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Aunque las proyecciones de la IA parecen apocalípticas, se sustentan en los antecedentes recientes de escasez, lo que advierte sobre la urgencia de implementar estrategias de sustentabilidad y manejo responsable del agua en Monterrey y su área metropolitana.
Sequía se expande en el estado
A pesar de algunas lluvias recientes, la sequía sigue avanzando en Nuevo León y ya afecta a municipios como Monterrey, San Pedro, Juárez y Montemorelos, con niveles que van de sequía anormalmente seca (D0) a moderada (D1), según el Monitor de Sequía de México.
Las lluvias ligeras pronosticadas –menores a 5 milímetros de acumulación de agua– no serán suficientes para revertir esta crisis hídrica, mientras otras regiones del país como el sur y oriente, se preparan para precipitaciones intensas.
El problema se agrava con las altas temperaturas que alcanzan hasta 40 grados en municipios como Apodaca y Escobedo. Este calor extremo acelera la evaporación del agua, incrementa su consumo, eleva los riesgos de incendios, pérdida de cultivos y afectaciones a la salud por golpes de calor o deshidratación.
