La Casa de Aramberri, ubicada en el centro de Monterrey, dejará de operar como restaurante y cambiará su concepto para ofrecer recorridos guiados centrados en la historia del crimen ocurrido en 1933 en su interior.
Después de su apertura como restaurante en octubre de 2024, una propuesta que incluyó espectáculos de terror y fue objeto de diversas críticas, el sitio retomará su origen como lugar de interés histórico y cultural, ahora a través de visitas producidas por Casa Belmont.
¿Qué ofrecerá ahora la Casa de Aramberri?
Ahora la casa ofrecerá recorridos guiados de 45 minutos, abiertos para todo público, donde se explicará la historia del asesinato de Antonia Lozano y su hija Florinda Montemayor.
Te podría interesar
La producción de esta experiencia estará a cargo de Casa Belmont, una compañía reconocida por sus montajes de terror.
Según lo anunciado en redes sociales del proyecto, los recorridos tendrán un enfoque familiar y buscarán generar una experiencia de suspenso basada en hechos reales.
Te podría interesar
¿Por qué deja de ser restaurante?
La Casa de Aramberri funcionó durante un tiempo como restaurante de comida rápida, principalmente hamburguesas, y ofrecía espectáculos temáticos de terror. Sin embargo, desde su apertura generó polémica por utilizar un espacio con carga histórica y trágica como escenario de entretenimiento.
Críticas en redes sociales acusaron a la organización de banalizar los hechos ocurridos en 1933. A esto se sumó la renuncia de su entonces gerente, Zinnia Lara, quien en octubre del 2024 denunció que “se abrieron portales en la casa” y que “un ente del bajo astral” generaba conflictos entre el personal.
La operación del restaurante también fue irregular, con varios cierres temporales debido a reparaciones y problemas logísticos.
¿Qué ocurrió en la Casa de Aramberri?
El 5 de abril de 1933, Antonia Lozano y su hija Florinda Montemayor fueron asesinadas dentro de su vivienda; la escena fue descubierta por Delfino Montemayor, esposo y padre de las víctimas, al regresar de su trabajo en Fundidora.
Florinda fue hallada semidesnuda, con signos de violencia extrema, mientras que Antonia también presentaba heridas mortales. La policía descubrió que la puerta no había sido forzada y que varios objetos de valor habían sido robados.
Las investigaciones llevaron a la detención de Gabriel Villarreal, sobrino de las víctimas, quien fue señalado como autor intelectual y material del crimen, junto a dos cómplices. Los tres fueron arrestados, pero murieron durante un supuesto intento de escape bajo la entonces comúnmente aplicada “ley fuga”.
Uno de los elementos más llamativos del caso fue el testimonio de un loro que presenció los hechos y que repetía frases clave como “¡No me mates, Gabriel, no me mates!”, lo que ayudó a esclarecer el caso.