El senador por Nuevo León, Waldo Fernández González se reunirá en el mes de marzo con las principales aseguradoras de gastos médicos del país, y avanzar en la propuesta de buscar un tope en los aumentos a estos servicios cuando el cliente llegue a los sesenta años de edad.
En la reunión se prevé que asistan además la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros y la Asociación Nacional de Hospitales Privados, se abordarán los mecanismos que pueden realizarse para que el asegurado que tenga 60 años y que haya contratado un Seguro de Gastos Médicos Mayores por un período de 20 años, tenga derecho a una prima actualizada conforme a la inflación nacional publicada por el Banco de México, y no por la denominada “inflación médica”, que les garantice el acceso a los servicios médicos.
Fernández González resaltó que la intención es que las aseguradoras deberán ofrecer esta opción a los asegurados que cumplan con el requisito de antigüedad establecido en el artículo 17 Bis de la Ley sobre el Contrato de Seguro, y deberán informar de manera clara y transparente sobre las condiciones y beneficios de esta prima actualizada conforme a la inflación nacional.
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“Las aseguradoras empiezan a aumentar las cantidades con un 35 o 40 por ciento con un término denominado “inflación médica”, y esa no puede estar por encima de la inflación del país. Entonces con esta iniciativa, buscamos que se tope de acuerdo con la inflación nacional oficial y no a la médica que ellos dicen y que no nos quedan claras las reglas de operación.
“En el senado realizaremos un parlamento abierto sobre el tema porque en México, hay un sector de la gente que paga un seguro de gastos médicos y no lo usa de manera recurrente. Esto es benéfico para las aseguradoras; entonces buscamos una solidaridad contractual, donde este hecho se pueda traducir en que, haya este tope inflacionario al llegar a los 60 años de edad”, dijo el senador.
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Enfatizó además que entre los problemas que los asegurados enfrentan al llegar a esta edad, se encuentra la carga financiera por ya no contar con ingresos regulares al estar jubilados, así como una tendencia a cancelar el seguro por motivos económicos, obligando a la persona a cubrir de su propio bolsillo los costos de cualquier enfermedad o accidente que pueda sufrir.