En medio de una creciente incertidumbre sobre el impacto a largo plazo en el abastecimiento local, el nivel de almacenamiento de la Presa El Cuchillo ha comenzado a registrar un descenso acelerado.
El principal embalse de Nuevo León se ubica actualmente en un 73.38 por ciento de su capacidad, reflejando las consecuencias de varios días consecutivos de desfogue controlado para cumplir con el Tratado Internacional de Aguas de 1944 con Estados Unidos.
De acuerdo con el reporte más reciente de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la magnitud del trasvase es histórica para un periodo tan corto: en apenas cuatro días, el almacenamiento pasó de 913 a 824 millones de metros cúbicos, lo que representa una pérdida de 89 millones de metros cúbicos.
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Aunque no se ha oficializado la cifra final, fuentes cercanas al proceso estiman que el volumen total enviado podría situarse entre los 100 y 150 millones de metros cúbicos.
El impacto en el consumo de Monterrey Para dimensionar la pérdida, especialistas en hidráulica señalan que 100 millones de metros cúbicos equivalen a aproximadamente 71 días de consumo de agua potable para la zona metropolitana de Monterrey.
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Si la cifra llega a los 150 millones, el estado estaría entregando el equivalente a 107 días de suministro doméstico, una cifra alarmante considerando la vulnerabilidad hídrica de la región en años anteriores.
El ritmo de extracción ha sido constante. Tan solo en las primeras 24 horas de apertura de compuertas, el embalse perdió cerca de 26 millones de metros cúbicos. De mantenerse esta tendencia, la Conagua podría completar el abono a la deuda hídrica para el próximo domingo.
Este movimiento no solo afecta las reservas de Nuevo León, sino que también es vigilado de cerca por los distritos de riego de Tamaulipas. Representantes agrícolas aseguraron que el volumen de 150 millones fue el acordado en mesas de trabajo con el director regional de Conagua, Luis Carlos Alatorre.
