Luego de haber sido eliminada, Manola Díez decidió aclarar su postura tras las críticas y comentarios surgidos durante su participación en La Granja VIP, donde protagonizó diversos desencuentros con compañeros del reality.
La actriz respondió a panelistas y lanzó una indirecta al señalar que, pese a los conflictos, es una persona que “sabe amar y perdonar”, defendiendo así la manera en que enfrentó las tensiones dentro del programa.
Díez expresó que algunos comentarios ofensivos vinieron de amigos cercanos, lo cual le dolió, aunque aseguró que entiende que en momentos de enojo las personas dicen cosas sin pensar.
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“Soy frontal y directa. Mi pecho no es bodega. Digo lo que siento en el momento porque no me gusta guardarme nada”, afirmó, indicando que incluso se contuvo más de lo habitual debido a que buscaba cuidar su imagen y su trabajo frente al público.
La actriz describió el ambiente del reality como “tóxico”, lleno de hipocresía y falsedad, lo que detonó reacciones explosivas de su parte.
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También mencionó molestias por situaciones cotidianas, como la restricción del café, lo que consideró injusto respecto al esfuerzo que realizaba dentro de la competencia.
“Trabajo mucho y merezco lo que se me antoje”, comentó entre risas, subrayando que mientras a algunos participantes se les complacía con privilegios, otros debían conformarse con menos.
En su relato, también señaló actitudes que consideró provocadoras y ofensivas, como imitaciones y comentarios clasistas. Según su versión, algunas compañeras la llamaron “pobre” y “vieja”, además de burlarse de Alfredo Adame, a quien calificó como un amigo cercano.
Manola concluyó que su salida del reality se debió a que no completó los votos necesarios, pero afirmó que su presencia generó contenido y movimiento, elementos esenciales para cualquier programa de telerrealidad.
“A la gente no le gusta ver gente dormida”, sentenció la regiomontana.