El cielo de Monterrey sorprendió la tarde de ayer con un resplandor anaranjado que se extendió sobre distintos puntos de la metrópoli regia. Lo que muchos describieron como un “arcoíris de fuego” en realidad corresponde a un fenómeno óptico conocido como nubes iridiscentes, una manifestación natural que pinta el cielo con tonos pastel.
Estas formaciones se producen cuando diminutas gotas de agua o cristales de hielo en la atmósfera dispersan la luz del sol. Ese efecto, llamado difracción, genera una paleta de colores que puede incluir tonalidades rosadas, verdes o azuladas, especialmente visibles en días soleados con nubes delgadas.
Este tipo de fenómeno suele presentarse durante la llegada de frentes fríos o cambios repentinos de temperatura, cuando las condiciones del cielo favorecen la dispersión de la luz solar. National Geographic las ha descrito como una auténtica “magia atmosférica” por el efecto visual que generan a simple vista.
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El fenómeno fue visible desde municipios como Pesquería, Linares y la zona de Solidaridad, en Monterrey, donde decenas de personas compartieron videos y fotografías en redes sociales. En el centro de la ciudad, el resplandor pudo observarse con claridad desde la avenida Constitución, marcando aquella tarde con una escena fuera de lo común.
Aunque su aspecto pueda parecer inusual, las nubes iridiscentes no representan ningún riesgo. Este “arcoíris de fuego” es un recordatorio visual de cómo la luz y la atmósfera pueden transformar el cielo regiomontano en un espectáculo natural.
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