En México, más del 54% de los hogares tiene al menos una mascota, de acuerdo con datos del INEGI 2024. Sin embargo, convivir con perros o gatos puede representar un reto para quienes sufren alergias respiratorias.
La Organización Mundial de la Alergia (WAO, 2024) estima que hasta el 30% de las personas con este tipo de alergias presentan sensibilidad a los animales domésticos, mientras que la American Academy of Allergy, Asthma & Immunology señala que los alérgenos de estos animales son una de las principales causas de rinitis y asma en zonas urbanas.
Las reacciones más comunes incluyen estornudos, congestión nasal, ojos llorosos, tos, irritación o picazón en la piel, y en casos severos, ronchas o dificultad respiratoria. Aun así, los expertos recomiendan no deshacerse de la mascota, sino adaptar el entorno y adoptar medidas para reducir los alérgenos.
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¿Qué puedes hacer si eres alérgico a las mascotas?
De acuerdo a Andrea Leticia Bernal Díaz, médico veterinaria con especialidad en nutrición, entre las recomendaciones destacan designar zonas libres de mascotas en el hogar, usar purificadores o aspiradoras con filtros EPA, limpiar y aspirar con frecuencia, y lavar con agua caliente la ropa de cama y los juguetes del animal.
Además, se sugiere cambiar de ropa después del contacto y evitar alfombras o tapetes que acumulen polvo y caspa.
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El cuidado del animal también juega un papel clave: cepillarlo con regularidad, bañarlo con champús especiales que hidraten la piel y reduzcan la caída del pelaje, y llevarlo al veterinario o estilista para mantener controlada la caspa. Incluso existen alimentos que ayudan a disminuir las proteínas responsables de las reacciones alérgicas.
En casos más graves, los médicos pueden indicar tratamientos inmunológicos o inyectables para disminuir la sensibilidad a los alérgenos.
Los especialistas subrayan que no existen mascotas completamente hipoalergénicas, ya que los alérgenos no provienen solo del pelo, sino también de la saliva y la caspa.
¿Te tienes que deshacer de tu mascota?
La reubicación del animal debe considerarse únicamente como último recurso, cuando la convivencia se vuelve insostenible y compromete la salud del dueño o el bienestar del animal.
Lo ideal es buscar alternativas médicas y ambientales que permitan mantener una convivencia sana, responsable y feliz con la mascota.