Tomar la decisión de pensionarse es un paso crucial que impactará tus finanzas y calidad de vida durante la jubilación. En México, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ofrece dos esquemas principales: la pensión por vejez y la pensión por cesantía en edad avanzada, cada una con sus beneficios y particularidades.
Decidir entre jubilarse a los 60 o a los 65 años implica evaluar factores como la estabilidad económica, los ahorros adicionales y la modalidad bajo la cual cotizas.
¿Cómo funcionan las pensiones del IMSS?
El IMSS permite solicitar la pensión por cesantía en edad avanzada a partir de los 60 años, pero con un porcentaje reducido del monto total acumulado:
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- 60 años: 75 por ciento.
- 61 años: 80 por ciento.
- 62 años: 85 por ciento.
- 63 años: 90 por ciento.
- 64 años: 95 por ciento.
Por otro lado, la pensión por vejez, disponible desde los 65 años, garantiza el acceso al 100% del monto acumulado durante la vida laboral.
Opciones para quienes desean retirarse antes
Para quienes consideran retirarse antes de los 65 años sin sacrificar el monto total de su pensión, existe la Modalidad 40, una alternativa exclusiva para trabajadores bajo la Ley del Seguro Social de 1973.
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Este esquema permite continuar cotizando de forma voluntaria al IMSS, incrementando las semanas cotizadas y, con ello, el monto de la pensión.
Decidir entre adelantar o esperar la jubilación depende de las necesidades y la planeación de cada persona. Si cuentas con ahorros adicionales y estabilidad económica, esperar hasta los 65 años podría ser ideal para garantizar el monto completo.
Sin embargo, si necesitas ingresos inmediatos, optar por jubilarte a los 60 años con el 75 por ciento de la pensión es una alternativa viable.
Además, los trámites para acceder a la pensión pueden realizarse directamente en la subdelegación del IMSS o en la Unidad de Medicina Familiar (UMF) más cercana, con requisitos como identificación oficial, CURP, comprobante de domicilio y estado de cuenta de la Afore.