En los últimos diez años, según datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), hemos sido testigos de un cambio significativo en la edad promedio en la que hombres y mujeres contraen matrimonio. Mientras que la edad promedio para los hombres ha aumentado de 29 a 34 años, para las mujeres ha pasado de 26 a 31 años en promedio.
Pero, ¿Qué factores han influido en este cambio en las nuevas generaciones? ¿Qué ha causado este aparente desinterés por formalizar legalmente una relación de pareja?
Para la investigadora y docente de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Ana Jimena Téllez Ramos, las respuestas son diversas, pero entre las más importantes se encuentran el cambio de prioridades en el ámbito laboral, afectivo y personal, la falta de compromiso mutuo y la asociación del matrimonio con aspectos negativos.
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Téllez Ramos explica que los jóvenes asumen que casarse podría obstaculizar su éxito profesional, material y económico, ya que hoy en día la sociedad tiende a asociar la felicidad con el éxito personal, descartando así la idea de contraer matrimonio en los primeros años de su formación educativa y profesional.
La catedrática e investigadora de la Facultad de Psicología de la UANL señala además que el tradicional modelo de "amor romántico" está siendo reemplazado por el concepto de "amor confluente", donde la permanencia en la relación está condicionada por la satisfacción personal de ambos individuos.
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Durante el año 2022, en México se registraron 166,766 divorcios, lo que representa un incremento del 11.4 % en comparación con el año anterior, un factor que, según la psicóloga, las nuevas generaciones asocian negativamente.
Ana Jimena Téllez considera que, especialmente para las mujeres, la competencia laboral existente en la actualidad implica postergar el matrimonio y la maternidad, ya que estos aspectos podrían retrasarse en el ámbito laboral.
La especialista sostiene que existen estudios que demuestran cómo las transformaciones en el mercado laboral y la estructura familiar afectan las relaciones de pareja y la división del trabajo doméstico, así como también cómo las presiones y demandas laborales pueden tener repercusiones en la vida familiar y las relaciones interpersonales.
Este cambio en la edad de matrimonio refleja una transformación en las dinámicas sociales y laborales, donde las nuevas generaciones priorizan su desarrollo personal y profesional antes de dar el paso hacia el compromiso matrimonial.