La Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, que hoy se erige como el impresionante Parque Fundidora, dejó una huella indeleble en la historia industrial de Latinoamérica al comenzar sus operaciones en 1900. Sin embargo, sus primeros días estuvieron marcados por desafíos, lo que llevó a los líderes de la empresa a buscar estrategias para promoverla entre posibles clientes.
En este contexto, Adolfo Prieto, el líder del consejo de la empresa, tomó la decisión de documentar los procesos y las instalaciones de la Fundidora mediante una campaña publicitaria. Para llevar a cabo esta tarea, contrató al fotógrafo alemán Guillermo Kahlo, quien ya se destacaba en el ámbito fotográfico en la Ciudad de México.
Guillermo Kahlo, nacido en el Imperio Alemán en 1871, llegó a la capital mexicana en 1891 y abrió su propio estudio fotográfico en 1901. Su destreza y enfoque único lo llevaron a ser contratado por el gobierno de Porfirio Díaz para documentar el patrimonio arquitectónico del país, consolidando su reputación y atrayendo la atención de empresas y el gobierno.
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Kahlo en Monterrey
Entre 1909 y 1912, Guillermo Kahlo inició su trabajo fotográfico en la Fundidora de Monterrey, capturando de manera meticulosa los procesos de producción, las herramientas, las instalaciones y el personal. Este esfuerzo visual contribuyó de manera significativa al aumento de las ventas de la Fundidora, estableciéndola como una de las empresas más destacadas de México.
La colaboración se repitió en 1924, cuando Kahlo fue nuevamente contratado para continuar documentando los procesos de producción de la siderúrgica. Su trabajo no solo sirvió como una herramienta publicitaria, sino que también, inadvertidamente, documentó aspectos importantes de la vida social en Monterrey a principios del siglo XX.
El material fotográfico producido por Guillermo Kahlo para la Fundidora fue recopilado en el libro "Guillermo Kahlo Fotógrafo de Fundidora" por el historiador Alberto Casillas. Estas imágenes no solo son un testimonio visual de la evolución industrial de la región, sino también un valioso fragmento de la historia social y económica de Monterrey en aquellos tiempos.