Aunque en México la devoción al Santo Niño de Atocha nació en Plateros, cerca a las minas de Fresnillo, Zacatecas; en el estado de Nuevo León, también existe un lugar donde podrás encontrar la escultura más grande que se le ha hecho a este santo.
En 2021, un obispo de Zacatecas, habría bendecido al “Gigante Santo Niño de Atocha”, de 7.1 metros de altura con la finalidad de atraer turismo a la zona.
Sin embargo, en MVS Noticias Monterrey tuvimos la oportunidad de platicar con Zeus Santiestevan, un maestro del municipio de Montemorelos, que cuenta que tanto él, como sus hermanos, junto a su padre, estuvieron esculpiendo lo que consideran la figura en madera más grande del mundo del Santo Niño de Atocha, pues esta mide alrededor de 7.5 metros, más que la de Fresnillo, Zacatecas.
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Esta figura está hecha de madera, el armazón de la silla, es metal; y está cubierto con vestimenta de polietileno impermeable para evitar la humedad de las lluvias
Tanto Zeus, como su hermano Christian, son maestros; y Humberto, es arquitecto; quienes junto a su padre Humberto Santiesteban Uviña, esculpieron el “Cristo Yacente” o mejor conocido como el “Cristo Gigante”, así como también más de 30 obras a escala.
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El Santo Niño de Atocha, es una grandiosa escultura con mano de obra de aproximadamente 6 años de trabajo, que se llevó a cabo del año 2016 al 2022; los años de pandemia, fueron los más difíciles, recuerda Zeus.
Las impresionantes figuras hechas por la familia Santiestevan, se encuentran en un museo ubicado en el ejido Los Nogalitos, muy cerca de la Comunidad Apostólica María Siempre Virgen, y a 10 km de la universidad de Montemorelos.
El Santo Niño de Atocha una vez hizo un milagro, y desde ese entonces es considerado como el protector de quienes se dedican a la minería, por lo que es venerado en pueblos cuya actividad económica principal es esta.
¿Quién es el Santo Niño de Atocha?
Los españoles llevaron a Plateros, cerca a las minas de Fresnillo, Zacatecas, una imagen de la Virgen de Atocha acompañada por el Niño. Fue colocada en el altar de la iglesia, de donde una vez desapareció.
Los habitantes de esta localidad se dieron a la tarea de esculpir unas nuevas, las cuales se podían exhibir para su devoción juntas o separadas.
Poco tiempo después, los milagros atribuidos a la imagen del Niño fueron conocidos y su veneración se extendió a otros lugares.
El atuendo del Niño, vestido de peregrino, sosteniendo una cesta con alimentos y una vasija, tiene su origen en una leyenda surgida en Atocha, Madrid, en la España medieval. Se dice que durante la ocupación musulmana, el califa emitió una orden con la que se estableció que los cristianos prisioneros sólo podrían ser alimentados por los niños de su familia, que tuvieran doce años o menos. Una gran preocupación invadió a todas aquellas familias entre cuyos miembros no hubiera menores. A los pocos días, cuando los niños volvieron contaron que un infante iba a alimentar a los prisioneros que no tenían quién los visitara.
De acuerdo con el relato de los menores, la canasta de pan que llevaba este niño siempre estaba llena, al igual que su vasija de agua. La incertidumbre ante la identidad desconocida de este pequeño se comenzó a disipar cuando los pobladores se dieron cuenta que los zapatos del Niño Jesús estaban gastados y que lo mismo sucedía cada vez que le ponían unos nuevos.
Este exvoto data del siglo XVIII, fue dedicado al Santo Niño de Atocha en agradecimiento por un milagro concedido.