Hablar del Poblado de San Miguel, fundado en 1747, es hablar de historia pura. Esta es una localidad que forma parte de las seis haciendas antiguas que iniciaron la colonización de lo que hoy se conoce como el municipio de Apodaca.
Barrio Antiguo de San Miguel, es un espacio con mucha tradición y uno de los pueblos más emblemáticos con los que cuenta el estado de Nuevo León.
El poblado se ha mantenido como punto cultural y turístico, razón por la que se le han realizado trabajos de rehabilitación para mantener las estructuras antiguas y proteger el patrimonio histórico, así como darle el estatus de “Barrio Antiguo”.
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Se dice que en este pueblo se detuvo el tiempo, ya que aún cuenta con las características de calles empedradas de los poblados coloniales, así como edificaciones de piedra y adobe típicas de la arquitectura vernácula norestense, con sus fachadas de estuco y pintura caliza tradicional.
La rehabilitación y conservación de fachadas se ha realizado bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
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Entre las adecuaciones que se realizaron fueron al kiosco, un foro de actividades y un arco emblemático de bienvenida, que una vez al cruzarlo transportará a todo aquel visitante, a un sitio donde parece que el tiempo se ha detenido.
Hoy en día, el poblado de San Miguel también es un espacio sustentable, con un centro cultural, en el que los asistentes pueden disfrutar de una cena a la luz y el calor de las velas, de un café, comprar antigüedades, y gozar de una amplia agenda artística, en un entorno típico del norte de México.
Hace unos meses el pueblo compitió para convertirse en una de las siete maravillas del estado de Nuevo León, de acuerdo con una publicación al alcalde de Apodaca, César Garza Villarreal.