Si se te fue la “p” en septiembre, no te preocupes, no estás cometiendo un error de ortografía.
En el lenguaje español hay muchas reglas gramaticales y lingüísticas, pero es un caso especial en uno de los meses del calendario del año, ¿lo sabías?
Esto no es un invento, sino una regla que regula las normas del lenguaje para los países de habla hispana de acuerdo con la Real Academia Española (RAE). Fueron muchas las dudas sobre cómo se escribe y se pronuncia este mes que la discusión llegó al ámbito académico a nivel internacional.
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Quienes estudian la lengua española incluyeron que ambas formas, “septiembre” y “setiembre”, son correctas.
Y es que esto sobrepasa fronteras, pues refleja la pronunciación espontánea habitual entre muchos hispanohablantes donde no articulan la letra “p”.
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En algunos países, la palabra “setiembre” es la grafía normal e incluso es la única usada. Aunque “septiembre” es la más popular.
¿En qué países dicen setiembre?
Aunque en el uso culto se prefiere la forma etimológica “septiembre” y que también es más popular en México, es más común hablar y escribir “setiembre” en países como: Costa Rica, Paraguay, Perú y Uruguay.
¿También "Otubre"?
A diferencia de “setiembre”, la variante antigua del mes “octubre” que es “otubre”, hoy está marcada en el Diccionario de la Lengua Española (DLE) como desusada, incluso la misma RAE la considera vulgar e impropia del habla culta, por lo que recomienda evitar su uso.
¿Quién inventó los meses del año?
Los nombres y número de días que conforman los meses del calendario, fueron heredados del calendario romano o juliano, elaborado por el emperador Julio César, en el año 46 antes de Cristo (a.C.), con la asesoría del astrónomo y filósofo Sosígenes.
En sus inicios, el calendario constaba de diez meses:
1 - Marzo, dedicado a Marte, dios de la guerra, arma de conquista.
2 -Abril, cuando abre la primavera.
3- Mayo, consagrado a Júpiter, deidad suprema.
4- Junio en honor a Juno, hermana y esposa de Júpiter.
5- Julio, en memoria del emperador Julio César.
6- Agosto, porque el soberano Augusto lo tributó a su nombre.
7- Septiembre, séptimo.
8- Octubre, el octavo.
9- Noviembre, noveno.
10- Diciembre, décimo.
Pero, la suma de días del calendario juliano no coincidía con el ciclo astronómico. Así que la solución a este inconveniente fue adaptarlo al modelo egipcio que consistía en doce meses que sumaban 365 días, y años bisiestos con 366, y así adicionaron dos meses.
- Enero, dedicado a Jano, el Januario o portero, dios de la doble cara que mira al año viejo y al nuevo por venir, y que abre el ciclo solar tras el solsticio de invierno el 21 de diciembre.
- Febrero, fin del invierno y comienzo del deshielo cuando empezaba la siembra, a realizar estas tareas, los esclavos se infectaban de hongos en sus pies padeciendo altas fiebres.
Por esta razón, febrero debe el nombre a las fiebres, que se atribuían a un dios perverso que las causaba. La solución que implementaron consistió en acortar su duración, dejarlo de 28 días, para alejar al maligno.
Fue el papa Gregorio XIII quien reparó lo que consideraba un error en el año 1.582 y eliminó once días del calendario de los países católicos para que el tiempo del hombre estuviera en armonía con las estaciones climáticas, decretó cuáles años de los siglos serían bisiestos, a través de una fórmula matemática, y estableció el 01 de enero como comienzo del año nuevo, y este es el calendario que se usa en la actualidad.