Un ataque a balazos registrado la noche del 3 de noviembre en la Unidad Habitacional Real del Valle, en Acolman, Estado de México, dejó tres personas sin vida y desató conmoción entre los habitantes de la región Pirámides. Entre las víctimas se encontraba Omar Fernando, un joven taquero de 21 años que perdió la vida al intentar ayudar a sus vecinos durante la agresión.
Omar Fernando deja puesto de tacos para intervenir en el ataque
De acuerdo con los primeros reportes, el presunto responsable, identificado como Roberto Carlos “N” y conocido en redes sociales como “El Custodio”, inició una discusión con una pareja que vivía a un costado de su domicilio.
Vecinos aseguran que el hombre, quien habría trabajado como policía de la Ciudad de México y posteriormente generaba contenido sobre seguridad en YouTube, era conflictivo y solía tener problemas con quienes vivían cerca.
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La riña escaló cuando el presunto agresor salió de su casa armado y comenzó a disparar al aire. En medio de los gritos de auxilio, Omar Fernando dejó su puesto de tacos para intentar intervenir, pero el atacante abrió fuego contra las víctimas. Testigos señalan que, incluso después de verlo caer herido, el agresor habría vuelto a dispararle.
Fiscalía mantiene abiertas las hipótesis sobre el ataque contra Omar Fernando
Cuerpos de emergencia arribaron al sitio e intentaron brindarle atención; sin embargo, Omar ya no presentaba signos vitales. Otras dos personas, una mujer y su esposo, también murieron en el lugar. Las autoridades informaron que una de las líneas de investigación apunta a un conflicto vecinal que habría iniciado por un lugar de estacionamiento.
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Pese a que el presunto responsable difundió un video en el que afirma haber actuado en legítima defensa, la Fiscalía mexiquense mantiene abiertas varias hipótesis sobre el móvil del ataque. Por ahora, los tres órdenes de gobierno participan en su búsqueda tras darse a la fuga.
¿Quién era Omar Fernando?
Omar Fernando era un joven de 21 años conocido en su comunidad por su carácter trabajador, solidario y profundamente familiar. Desde muy pequeño comenzó a ganarse la vida, y con el tiempo encontró en el oficio de taquero no solo una fuente de ingresos, sino una pasión que desempeñaba con orgullo.
Sus familiares y amigos lo describen como una persona noble, siempre dispuesta a tender la mano cuando alguien lo necesitaba. Esa misma vocación de servicio fue la que lo llevó a intervenir al escuchar los gritos de auxilio de sus vecinos durante el ataque.
Omar Fernando era padre de dos niñas pequeñas, a quienes adoraba y por quienes trabajaba incansablemente. Su muerte no solo deja un profundo vacío entre quienes lo conocían, sino que también marca a una familia que ahora enfrenta la difícil realidad de continuar sin él.
Para muchos habitantes de la Unidad Habitacional Real del Valle, la historia de Omar Fernando se ha convertido en un símbolo de la inseguridad que viven día a día y del precio que puede llegar a pagarse por intentar hacer lo correcto.